CAPÍTULO 11.

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Después de Navidad, Harry se puso la capa de invisibilidad y se coló en la sección restringida de la biblioteca. No encontró algo sobre Flamel.

Al volver a la sala común, oyó a Filch merodeando por los corredores junto con la señora Norris. Se escondió en la primera habitación que encontró. Al principio pensó que estaba vacío, pero cuando miró a su alrededor vio un gran espejo. Quitándose la capa de invisibilidad, Harry se paró frente al espejo y se congeló. Se vio a sí mismo y a un hombre y una mujer de pie justo detrás de él. Dando media vuelta, comprobó que nadie estaba allí, de vuelta al espejo vio que el hombre se parecía bastante a él, con su desordenado cabello negro y la mujer pelirroja tenía los mismos ojos verdes que él.

Harry le contó a Hermione y a Ron. La noche siguiente, el trío fue a la habitación Hermione estaba ansiosa por ver lo que el espejo le mostraría, sus padres y Harry aparecían a su lado, no era extraño, pero luego vio una figura masculina que cubría su rostro y una serpiente. ¿Quién era ese hombre? Se preguntó la castaña tratando de ocultarlo a sus amigos.

Ron se miró a sí mismo, una sonrisa apareció en su rostro.

―Soy el capitán de Quidditch, ¡me han otorgado la Copa de la Casa! ―luego se volvió a su amigo ―Harry ¿Tú crees que este espejo puede mostrar el futuro?

―No puede, mis padres están muertos ―respondió Harry con tristeza en la mirada.

Harry pasó todo el día siguiente ante el espejo, Hermione y sus padres estaban allí nuevamente acompañándolo, hasta que la voz de Dumbledore lo sobresaltó.

― ¿De nuevo aquí, Harry?

―Lo siento señor, no lo vi entrar.

―Estoy seguro de que, a estas alturas, te has dado cuenta de lo que muestra el espejo. ―El director lo miró con cariño ― ¿No es así?

―Nos muestra nuestros deseos más profundos ―respondió el pelinegro.

―Sí, sin embargo, el espejo no da ni la verdad ni el conocimiento la gente se ha perdido o se ha vuelto loca pensando en lo que ven en el espejo ―reflexionó Dumbledore ―moveré el espejo, debo pedirte que no vuelvas a buscarlo, no es sabio soñar y olvidarse de vivir.

Albus Dumbledore siempre encontraba las palabras correctas y Harry sonrió sabiendo que se sentía bien con lo que tenía, ahora continuaría sin miedo al futuro.

Los días pasaron, Harry y Hermione comenzaron a estudiar para los exámenes de primavera. Era temprano para pensar en los exámenes, pero querían hacerlo bien para cuando llegara el momento. Los maestros presionaban a los estudiantes con tarea extra y hechizos complicados.

Días más tarde, Harry recordó dónde había oído hablar de Nicolas Flamel cuando Neville le dio una Rana de Chocolate y la tarjeta de Dumbledore apareció con el nombre de Flamel. Le mostró la tarjeta a Hermione, quien rápidamente fue a su habitación.

―No es de extrañar que no pudiéramos averiguar sobre Nicolas Flamel revisé este libro de la biblioteca hace unas semanas ―dijo volviendo con un enorme libro ―tiene más de seiscientos años. ¡Él es el alquimista que hizo la Piedra Filosofal!

―Piedra Filosofal, ¿Qué es eso? ―preguntó Harry.

―Es una piedra que puede convertir el metal ordinario en oro y puede dar una vida larga. ―Hermione se negó a sí misma, pero solo podía encontrar una respuesta ―Eso es lo que Hagrid trajo de Gringotts. ¡Es lo que Fluffy está protegiendo!

― ¡Por supuesto! Los maestros también deben estar protegiéndola ―exclamó Harry.

Al ver a Hagrid en su cabaña, Harry, Ron y Hermione trataron de encontrar más respuestas.

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