CAPÍTULO 7.

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Desde luego, todo era nuevo, la ceremonia de clasificación tediosa y el banquete extraordinario, Hermione solo esperaba que Harry tuviera un buen lugar para dormir en su casa porque Slytherin parecía bastante oscuro, pero tomaría un tiempo resolver todo, por suerte estaría allí con él para descubrir su nuevo mundo.

― ¿Mestiza? ―Pregunto un niño tras Hermione. ― ¿Sangre sucia? Tal vez.

―No entiendo a qué te refieres.

―Granger no es apellido que se escuche entre la élite del mundo mágico ―explicó el niño rubio con mirada severa ―apostaría que eres Muggle.

―Mis padres no son magos.

Hermione encogió los hombros.

―Eso lo puedo deducir, sin embargo, estas aquí en Slytherin, pero sinceramente creo que estarías mejor en Gryffindor. ―El niño se arregló la corbata. ―Lástima el Sombrero Clasificador siempre tiene la última palabra.

―Tengo entendido que el Sombrero Seleccionador no se equivoca.

―Así es, supongo que demostraras porque perteneces a este lugar.

―Tal vez, algún día seremos amigos, no veo el problema en que mi familia no tenga ascendencia mágica. ―Dijo Hermione con temor en cada palabra como si fuera algo malo.

―Tal vez.

El niño sonrió abiertamente y dio media vuelta para alejarse.

―Theodore Nott por cierto ―se presentó en la distancia sin mirarla a la cara o detenerse ―cuídate Granger y suerte, la necesitaras.

Hermione quedo aturdida, quizá Theodore Nott tenía razón y pronto necesitaría ayuda para sobrellevar su estadía en la casa de las serpientes.

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Las maravillas que atesoraba el director en su oficina solo se comparaban con un museo, un extraño y colorido pájaro meneaba el pico. Albus Dumbledore parecía amistoso, nada que ver con los profesores del mundo Muggle, pensó Harry.

Harry se asombró con cada objeto y comenzó a asimilar lo ocurrido en su día. La vacía despedida de los Dursley, Hagrid y el mundo Mágico, cuando estaba en el tren, conocer a Ron y Neville. Pero el hombre parado frente a él, se llevaba el premio a lo más sorprendente del día, su larga barba y cabellera blanca combinado con una túnica de color reluciente. Harry miró con impaciencia cada rasgo del director, sus ojos parecían amables.

― ¿Qué te ha parecido Hogwarts Harry? ¿Algo interesante que quieras contar?

―Mágico y asombroso. ―Se apresuró a contar, en ese momento algo resonó en su cabeza, pero el director parecía interesado en hablar.

―No me hagas demasiado caso Harry, soy un viejo que a veces ama demasiado a su casa, tengo cierto favoritismo por los leones ―confesó con una sonrisa mirando el escudo de color escarlata ―aunque esto puede quedar entre nosotros, no queremos que los demás se enteren de las preferencias del director.

No sabía si debía confiar al cien por ciento en Albus Dumbledore, pero si no era él, quién. Durante fiesta su cicatriz dolía. ¿Cómo y por qué ha sucedido aquello?

Harry tomó aire recordando cada segundo. Cuando miró hacia la mesa principal, estaban los profesores Snape y Quirrell, de repente, le dolió la cicatriz hasta que apartó la vista de los misteriosos hombres. Su primer impulso fue culpar a la magia del profesor Snape, ya que parecía malvado, entonces se lo contó tal cual a Dumbledore.

DONDE TODO COMENZÓDonde viven las historias. Descúbrelo ahora