Ahí, postrada en una camilla, habiendo perdido su última batalla, abrió sus ojos y dijo...
-Ay, ¿qué me pasó?, solo recuerdo que mi mamá lloraba, pero no se porque.
La pequeña vagaba en un prado oscuro, frío, lúgubre; un lugar deprimente a vista de cualquiera que lo viese.
Confundida caminaba entre arboles sin hojas, decaídos; le costaba ver su camino, pues había una niebla espesa, tanto que a la pobre le resultaba difícil avanzar. Asustada y confundida caminó por unos minutos, hasta que llegó a un barranco, aunque con la poca visibilidad pensó haber visto a otra persona; acercándose poco a poco logró verlo, diciéndole...-¿Quién eres?
Un ser alto, imponente, cubierto en un manto obscuro; sujetaba una guadaña con la mano derecha, mano que carecía de piel, dejando visible los huesos de la misma.
Con voz grave y ronca le contestó...-Veo que tú también perdiste la batalla final, ¿qué buscas?
-Me perdí, pero ¿dónde estamos?
-Este lugar carece de nombre, de luz y de felicidad; no hay más que silencio absoluto.
-¿Porqué?
-Eres demasiado curiosa y, vas por donde no corresponde.
-¿Cómo así?
-Este camino va a un lugar peor, tú debes ir por otro.
-Pero, ¿dónde está ese camino?
-Yo te guío, mi deber es, fue y será llevar a las almas por el rumbo correcto.
-Está bien y, ¿cuál es mi rumbo?
-Dependerá de ti, yo nada más hago mi trabajo, aunque la verdad ni yo entiendo mi rol en estos páramos; creo que los tuyos tampoco.
-¿Los míos?
-Luego te explico, sígueme por acá, mientras te haré unas preguntas.
-Bueno.
Juntos comenzaron el recorrido y volvieron a la charla.
-¿Recuerdas alguna cosa antes de venir aquí?
-Pues... me costaba abrir los ojos, solo recuerdo escuchar a mi mamá llorar y decía algo como: ¡No, mi hija! Yo la oí preocupada.
-Su reacción fue normal, los tuyos piensan en mí como un ladrón.
-¿Robas?
-Según ellos robó las vidas de sus seres amados, hurtó almas; me atribuyen el final de sus existencias y, además de tanta calumnia debo soportar acusaciones abominables contra mi persona.
-No entiendo, pero ¿eres bueno o malo?
-Quizá maldad, quizá justicia, como te dije ni yo comprendo mi papel en este lugar; Ni acá, ni en el tuyo.
-Está bien, creo, ¿qué es eso de allá?
-Es un prado, solitario y deprimente; lleno de cruces sin nombres inscritos en las mismas.
-Es un cementerio, mi mamá me llevaba para ver la tumba de mi abuela.
-Este cementerio es diferente, puesto que quiénes ahí se encuentran fueron los que no pudieron gozar su vida.
-¿Cuáles?
-Vamos para que veas.
Ambos se dirigen a las lápidas, y, habiendo llegado la pequeña quiso explicación de lo que antes le dijo...
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La niña y la muerte.
Spiritual¿Alguno conoce a la muerte?, quizá nosotros no pero tal vez esto nos sirva para intentar verla de otra manera; claro que es extraño pero no hay nada que intriga más que el final de la existencia.