3-Al necio, que lo entierren parado.

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Haciendo lo mismo que la otra vez, se acercaron y vieron las lápidas; a lo que dijo...

-Muy bien, ¿ves los nombres?

-Si, quiero ver más cerca...

Llegando de frente a la lápida más cercana, leyó los nombres y la causa de muerte.

-Dice... Michael Jackson.

-Si ves allá podrás ver a otras personas, y quizá conoces a alguno de ellos.

-Aquí hay otra, y dice... Freddie Mercury.

-Ajá, y allí veras a alguien más y más; fueron los que tuvieron fama o no, hicieron de su vida una burla, adictos a el alcohol, sustancias nocivas, actos sexuales sin control y conflictos con otra persona por necedad propia.

-No conozco a ninguno pero, recuerdo que un tío mío se murió porque fumaba mucho.

-Excelente ejemplo, sin mencionar a los que hablaron más de lo que deberían; como tú, así que si gustas traeré tu lápida y voy a cavar la sepultura.

-¡No!, mejor ya no digo nada malo, perdón.

-Eso pensé, bueno será mejor que nos demos prisa, hay que apresurarse para llegar al sitio que corresponde.

-¿Porqué ahí dice: al tonto que no cuidó su vida, el que desperdició su exis... exis.

-Existencia.

-Ajá, el que desperdició su existencia y por eso debe descansar en este sitio, que abunda en terquedad y huele a excesos?

-Claro, hasta los que descuidaron su dieta, obesos, diabéticos, y tontos que nunca se percataron del mal que le hacían a su cuerpo.

-Pero, ¿porqué los dejas aquí?

-Sencillo, el que hizo de su vida un desperdicio, debe permanecer aquí, puesto que ninguno tomó razón consigo mismo; y yo me encargo de llevarlos hasta ahí.

-¿Y no les da miedo?

-Claro que si, hace muchos años vino un tipo con bigote corto, traje raro, y un tiro en la cabeza; me habló un montón de patrañas sobre la raza aria y también algo de matar judíos.

-No lo conozco, pero eso es malo.

-Cuando vio que iba a quedarse aquí empezó a gritar como loco, pero obviamente está por allí.

(Señala una lápida con el nombre del sujeto)

-Que mal, pero ¿y las personas que no quisieron morirse?, ¿las que no pudieron decir no?

-¿Los desdichados que perecieron a manos de otro ingrato?, ¿el que murió por enfermedad sin cura?, ¿el que cayó a manos de tiranos y otros males que los atormentaron?

-Voy a decir que sí, pero no entendí nadita, digo yo que ellos son.

-Bueno, para ellos es diferente, su lugar de descanso está por otro lado y justo ahí es donde iremos en este momento.

-Vale.

Diciendo eso marchó de nuevo sobre el camino, hablando anécdotas con la pequeña, platicando sobre más gente, y narrandole hechos que alguna vez esté ser vivió...

La niña y la muerte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora