4-Inocente desdichado.

112 24 5
                                    

Pasaron momentos cortos pero demasiado largos, el tiempo se sentía tan raro y torpe, pareciese que los minutos eran segundos y los segundos minutos; a la niña no le importaba mucho, pues no tenía conciencia de esta rareza. Pasó un rato hasta que por fin llegaron al lugar que habían fijado.

-Tengo frío, ¿tienes un suéter que me prestes?

-Yo no siento ni calor ni frío, ni amor ni odio, ni ternura ni rencor; soy alguien que no tiene emociones, sentimientos y sensaciones.

-¿Todo eso para decirme que no tienes un suéter?

-Si, ahora ve las lápidas y dime que ves.

-Aquí hay una que dice... Ana Frank.

-Era una niña que murió a manos de malvados.

-Ahí hay otra que se llama... Abraham... "Lincon."

-Es Lincoln.

-Lo que sea, ¿porqué está aquí?

-Asesinados por la mano de otra persona, una enfermedad, accidentes y más ejemplos que hay; todos ellos reposan acá por eso, les arrebataron sus sueños, esperanzas e ilusiones.

-Pobrecitos, pero ¿quién es tan malo para hacer eso?

-Ni siquiera yo entiendo el porque, los tuyos son una raza que mata a sangre fría, no ejerzo control sobre ninguna plaga o enfermedad, así que no puedo decirte nada al respecto.

-No entiendo nada, pero diré que si para que no te enojes.

-Como digas, mira bien estas tumbas, pues de ellas podrás aprender algo.

-¿Cómo qué?

-Que ninguno posee control de su comienzo ni de su final, todo depende de cuanto te cuides a ti mismo; y si bien el final es inevitable, al menos trata de posponerlo el mayor tiempo posible.

-Si, si, muy bonito y todo, pero me aburro aquí, y ya quiero regresar con mi mamá.

-Como te había dicho, ni siquiera yo se si lograrás volver, así que ten paciencia para ver si lo podrás lograr.

-Vale, pero ¿para qué tantas lecciones de vivir y morir?

-Supongo que aún no lo sabes, pero tu situación está en riesgo.

-No creo, pero quiero irme de aquí.

-Falta un lugar al que tendremos que ir, antes de verificar tu problema.

-¿A dónde?

-Un lugar donde descansan quienes fueron sabios, honrados y humildes, hicieron de su vida lo que se debe, y la concluyeron de la mejor manera posible.

-Sigo sin entender, pero iré contigo de todas formas.

(Tornaron al camino)

Diciendo esto se pusieron en marcha hacia su última parada, pero ¿será que la niña logrará salir de ese sitio?, puede ser si o no; lo que si queda claro es que para averiguarlo debemos seguirlos hasta el final...

La niña y la muerte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora