Llamad a los perros

529 21 1
                                    

Desde aquel dia Itachi y yo nos mantubimos cerca el uno del otro, cubriéndonos las espaldas y manteniendo siempre el factor sorpresa.

A lo largo de las semanas me fuí convirtiendo en el mejor del equipo, las misiones que se nos encomendaban eran peligrosas, pero mi dominio de la espada alcanzó el nivel más alto.

Mantenía un vínculo con mi espada que hacia parecer que fuésemos uno. Pero no fue la única habilidad que mejoré, conseguí realizar el Raikiry hasta su máximo potencial.

Durante una misión en la frontera, abatí a seis atacantes sin ayuda de armas.

Tal era mi avance en el uso de las técnicas que el capitán de nuestra escuadra decidió enseñarme una técnica que me ayudaría a rastrear a los enemigos con mayor eficacia.

Esta técnica era de invocación, lo que significaba que tenia que hacer una promesa de sangre para que pudiese realizarla.

Él me entregó el rollo que era necesario para realizarla, coji un kunai, me hize un corte en el pulgar y lo intenté.

Pero la primera vez no funcionó, al igual que el resto de intentos que lo acompañaron.

El capitán se mostró extrañado por que no podía hacerla, aunque ese momento no duró demasiado ya que se escuchó la llamada de emergencia.

Partimos rápidamente hacia el lugar de emergencia y al llegar allí, fue una carnicería, habían cadáveres de otro equipo ANBU.

No sabíamos que había ocurrido pero supimos enseguida que la situación subió de nivel al grado de emergencia media.

El capitán se saco un royo parecido al que me dio y entonces me di cuenta de que hiba a realizar la técnica que estube practicando.

Le miré fijamente con el Sharingan para encontrar el fallo que cometía yo siempre.

Al realizar una serie de sellos aparecieron unos perros ninja, uno de ellos se puso en el hombro del capitán y le habló.

No podía creerme que ese perro hablase y al parecer se dio cuenta de mi sorpresa, y me dijo:

-¿Qué pasa?¿Nunca has oído hablar a un perro o qué?-

Era totalmente increíble, aquel animal cuadrúpedo me habló como si fuera una persona. Pero volvió a lo suyo, y obedeciendo ordenes del capitán empezaron a rastrear la zona.

Parecía absurdo pero resultó muy útil, ya que uno de los perros detectó un rastro. El rastro nos llevó hasta un río que estaba cerca.

En la orilla del mismo se encontraban tres ninjas, que pertenecían a "la Villa del fuego".

Preparamos una emboscada, pero al salir nos atraparon a todos menos al capitán. Nos estaban esperando, no eran simples ninjas rebeldes, lo prepararon muy bien.

Los ninjas del fuego rodearon al capitán y le atacaron, pero con un silvido aparecieron los perros de antes y paralizaron a los tres.

Lo que no se esperaba era que uno de los ninjas se escapó de entre las fauces de los perros que le sujetaban y le asestó un kunai en el corazón.

Sin pensármelo, saqué el royo a escondidas y lo volví a intentar, y esta vez lo conseguí. Del bosque que salimos se oían aullidos de lobos.

Y como flechas salieron de la nada unos lobos que se tiraron al cuello del ninja que asesinó al capitán al igual que a sus compañeros.

Durante el tiempo en el que esperamos a que los cuerpos se combirtieran en ceniza, se levantó Itachi y nos dedicó unas palabras de consuelo por la muerte del capitán.

Y después de aquello me di cuenta de la dura misión de los ANBU.

La vida del cazador ANBUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora