Sayuri, la ninja mestiza

446 11 3
                                    

Aquellas personas que queremos se marchan de nuestro lado, pero siempre hay alguien que te devuelve las ganas de vivir.

Minato fue como un padre para mí. Él fue el único que estuvo allí en mis buenos y malos momentos.

Sayuri era la mujer a la que amaba, pero me daba mucha vergüenza demostrárselo.

Ellos fueron las únicas personas a las que quería y eran los únicos que me quedaban tras haber perdido tanto y a tantos.

Mi oficio no me permitía tener sentimientos, lo que no significaba que no los tubiera aún. Pero tenia que olvidar los malos recuerdos y ponerme en pie para asistir a la reunión del grupo de ninjas ANBU de rango superior.

En aquella reunión hablaron de que aquel día teníamos que desplegarnos por toda Konoha para evitar una catástrofe inminente.

Ninguno de los presentes entendíamos la razón de aquella orden de seguridad máxima, pero la acatamos sin quejarnos.

Durante el trayecto de ida a mi puesto de vigilancia me encontré a Sayuri entrenando.

Me escondí detrás de un árbol y la observé durante largo tiempo, olvidando por completo la última acción que se me había ordenado.

Al terminar, Sayuri se sentó y se apoyó en el árbol donde me había escondido y gracias a sus ojos especiales dijo:

-Ya puedes salir de tu escondite, sé que llevas ahí todo el rato-

Se me secó la garganta de repente y no pude moverme, pero saqué fuerzas de flaqueza y salí de mi escondite para sentarme a su lado.

Estaba tranquila, como si no le hubiese importado que yo estuviese espiándola como un pervertido silencioso.

Enseguida me dijo:

-Puedo observar que has puesto mucha atención en mis ojos y la verdad es que yo también me e fijado en que tienes solo un ojo con el Sharingan-

Aloque yo, como todas las veces en las que he estado con ella, no dije palabra.

Se acercó a mí y me dio un abrazo buscando consuelo en la perdida de uno de sus clanes.

Respondí de la misma manera, dándole un abrazo y soltando alguna que otra lágrima, pero conseguí no llorar.

Entre aquellas lágrimas me contó la razón de que sus ojos eran del clan Uchiha por su padre, que fue uno de los mejores ninjas como mi padre.

Y también me contó que su madre pertenecía a la rama superior del clan Hyuga, lo que les permitía a su madre y a ella una gran protección.

Tras decirme su historia estaba dispuesto a desvelar mi identidad pero no pude hacerlo por simple cobardía.

Entonces pensé en las muchas cosas que he recibido de mis amigos y familiares, y en lo poco que se los agradecí.

Las respuestas a las preguntas siempre se hayan por el camino de la vida y de un momento a otro.

La vida del cazador ANBUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora