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Otra vez, ese recuerdo de cuando asesinaron su papá. Tenía las mejillas húmedas, lloraba mientras dormía, se sentó y se tallo los ojos, los sentía hinchados por tanto llorar a noche.

Con un gran suspiro y sin ganas de levantarse por la tristeza, se levantó de cama que estaba pegada a la pared, desmotivado fue a ver a su hermana, Amy, quien dormía en la misma habitación que él.

Se sentó en su cama, le puso su mano en su brazo y la movió un poco — Ames, despierta. Es hora de ir a la escuela — ella toda somnolienta abre los ojos, igual hinchados, sin brillo, apagados.

Quien no lloraría a su mamá, fue un accidente.
Ambos se comenzaron a alistar, Adam dejo la escuela para comenzar a trabajar y mantener de sí mismo y de su hermana, Amy.

La habitación era su casa, un par de camas pegadas a los lados de la pared y en medio de estás un mesa cuadrada, encima de esta había una estufa eléctrica. Frente a la mesa había un pequeño escritorio, en una esquina había un mueble algo grande dónde guardaban su ropa; en medio de la habitación había una cortina no muy gruesa que los separaba para que cada quien se cambiara.

— Adam — le llamo con un tono muy desganado — Yo también quiero dejar la escuela, así puedo ayudarte con el dinero de la renta — debían 3 meses de renta y ya les habían dado una advertencia de desalojo.

— No, ahora tu dependes de mi, a mamá no le hubiera gustado que dejes la escuela — se estaba poniendo su camisa blanca y unos jeans — ¿Ya terminaste de cambiarte? —

Amy abrió la cortina y se dejó ver ya vestida — no quiero ir, se que será mejor trabajar, la escuela la puedo estudiar en fines — miro a su hermano con cara suplicante.

— No — pasó a un lado de ella y agarró su mochila que estaba a lado de la puerta; Amy iba de tras suyo. Cerro la puerta con seguro y se dirigieron a la salida.

Mientas bajaban las escaleras había un silencio algo incómodo y triste. Ya fuera del edificio, se despidieron y cada quien a sus cosas, uno a buscar trabajo y la otra a la escuela.

°•En la escuela•°

Una Preparatoria, un lugar llenos de jóvenes y algunos adultos. El sonido de los murmullos de grupos de jóvenes, erizos, ardillas, zorros, lobos, osos, conejos, etc.

Muchos llegabas y se iban directo a sus grupos de amistad; en cambio, una solitaria eriza rosada llegaba cabizbaja y pasaba desapercibida entre los demás.

Ese sentimiento de soledad e inutilidad, cuando tú cabeza empieza a pensar en qué hacer para ayudar, pero apesar de todo lo que hagas nada será suficiente. Pues así se siente nuestra Amy.

— Amy Rose — alguien le hablo desde atrás, el chico popular de su clase, por el que todas se derriten — mira nada más como vienes hoy — pasa por delante de ella y le mira de arriba a bajo.

— eres un asco de chica — el mejor amigo — nadie jamás se fijará en ti — le empuja el hombro no tan fuerte como para tirarla

— Déjame, por favor. No quiero hacerte daño — simplemente se quedó parada, cabizbaja.

— ¿Tú?¿Hacerme daño? Por favor, mírate nada más, ni siquiera pareces una chica con esa ropa, además estás muy chica, más que las promedio — dijo el mejor amigo, quienes más creído que el popular

— No tengo ganas de golpearlos, así que alejense — se comenzó a poner tensa, contiendo su ira. Dejar de aguantar esas humillaciones.

— ¡Ha! A ver, golpearme y nos mostrarás lo débil que eres, zorra —

Permitir que te hablen mal de tu cuerpo, de tu manera de vestir, de tus actitudes, de tu familia, pero permitir que hablen mal de ti diciendote zorra cuando simplemente eres reservada. Hasta aquí llegó.

— pues prepárate — ya se enojó...

CONTINUARÁ...

∆°• ARRUINASTE MI VIDA •°∆ (AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora