Dormir en sus brazos

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El ruso estaba parado al lado de aquel coche negro, se encontraba abrochando su propia camisa e intentando arreglar su pelo que era un desastre; de sus labios resecos e hinchados salían fuertes suspiros que podrían determinar lo torpe que se sentía en aquel instante.

Mientras que aquel hombre se encontraba analizando lo que acababa de hacer y se arrepentía más con cada segundo que pasara, dentro del coche se encontraba otro hombre de cabellera amarilla, en su cara tenía una sonrisa traviesa pintada, como si acabara de hacer una pequeña travesura inofensiva y no le hubieran atrapado.

"Esto jamás pasó, Gustabo García" Declaró aquel que se encontraba fuera del carro, dándole la espalda al que ahora era su superior.

"De acuerdo, esto jamás sucedió, Viktor Volkov" Respondió el más joven de los dos aún con una sonrisa burlona en la cara.

"Pero venga hombre déjame llevarte a casa aunque sea" El otro solo bufó y se dio media vuelta para verle directamente a la cara.

"Llevarme a casa? Disculpe, pero voy a tener que rechazar esa oferta, me encuentro en condiciones perfectas para regresar yo solo a casa" Colocó sus manos sobre sus caderas y no pudo evitar mostrar un poco de dolor, después de todo, los agarres del rubio no habían sido del todo delicados.

"Si claro, y yo soy Cristiano Ronaldo, venga hombre sube al auto" Rio mientras abría los seguros del automóvil para que el otro pudiera entrar.

Volkov no tuvo más remedio que entrar al coche, sabía que aquel camino a casa iba a ser bastante incómodo e incluso un poco doloroso. Se agacho un poco y estiró su brazo izquierdo agarrando la palanca del coche y haló de esta abriendo la puerta del vehículo; se sentó en su asiento y en su cara cruzó el gesto más leve de incomodidad y dolor, mismo gesto que no pasó desapercibido en los ojos del rubio; se volvió a estirar para agarrar la puerta del auto y la atrajo hacia si mismo para poder cerrarla; se acomodó en su asiento, se puso el cinturón de seguridad y ya se encontraba totalmente listo para irse a casa.

Gustabo empezó a hacer una leve presión sobre el acelerador con su pie haciendo que el vehículo se empezara a mover, colocó su mano derecha sobre la palanca de cambios y empezó a manejar con tranquilidad. Los ojos azules del ruso se posaron sobre la mano del contrario, casi admirando todos los pequeños detalles de la misma, podía ver con claridad las diferentes marcas que contaban varias historias e incluso podía visualizar unos cuantos moretones en sus nudillos, mismos moretones que indicaban que el otro había entrado en una pelea hace poco tiempo.

Volkov juraba que no estaba loco; pero, todavía podía sentir aquellos leves roces sobre su piel, roces tan delicados como si el otro tuviera miedo de que se rompiera bajo su toque; juraba que aún podía sentir cuando aquel contacto físico fue de caricias leves y dulces a agarrones salvajes y fuertes, agarrones que seguramente dejarán unos cuantos moretones.

Su propia mano bajo hasta su muslo y la dejó allí, hizo un poco de presión lo cual provocó que un pequeño quejido saliera de sus labios, mismo quejido que llamó la atención del conductor quien quitó la vista del camino para poder ver a su acompañante notando sus acciones.

"Joder, en serio te he lastimado, tío?" El hombre de casi dos metros pudo notar algo de preocupación en aquella voz.

"No, no ha sido nada Gustabo, no se preocupe" Trató de calmar Volkov mientras alejaba su mano de su propia pierna para evitar tocar el futuro moretón y hacerse más daño.

"Si que me he pasado, eh?" Vaciló el otro y volvió su mirada a la vacía y obscura carretera "Pero; me excuso diciendo que hacía mucho tiempo que no tenía ningún tipo de relación" Comentó el otro mientras que su pie izquierdo se levantaba del acelerador y el derecho empezó a hacer cambios rápidos entre el clutch y el freno y su mano derecha movía la palanca de cambios con rapidez y seguridad; todos estos movimientos dieron resultado cuando el carro se quedó parado por aquella luz roja que ahora tintaba el interior del mismo, la única luz que Viktor tenía para ver a su acompañante.

"Bueno, que usted tampoco se ha ido sin ningún tipo de rasguño" Aceptó el ruso recordando como enterraba sus uñas sobre la blanca y ancha espalda del otro.

"Es cierto! Que me ha dolido cabrón!" Quejó el otro mientras soltaba la palanca de cambios; su mano, ahora libre, viajó hasta su espalda y se sobo un poco como si eso fuera a calmar aquel molesto ardor que sentía.

"Bueno, hacía bastante tiempo que no mantenía ningún tipo de relación" Burló el otro sacando una risa aireada del chico de pelo amarillo.

Los ojos de ambos se encontraron por unos momentos, ambos tonos de azul tan similares pero tan diferentes a la vez. García no pudo evitar sonreírle al otro cuya cara se tinto de un ligero tono de rojo carmesí (casi invisible) aunque claro, no pasó desapercibido en los ojos del otro quien solo desvió la mirada tranquilamente al notar como aquella luz roja tornaba a un verde fosforescente y llamativo.

El resto del viaje fue silencioso, no era un silencio incómodo, aunque ninguno sabría explicar ni describir el tipo de silencio que era. No se encontraban incómodos y no querían salir de aquel silencio, pero ansiaban romperlo con tal de escuchar la voz del otro o poder conversar de algo en aquel tiempo que tenían, por lo cual ambos estaban pensando de que hablar mientras el auto seguía su curso.

Tristemente no se les ocurrió ningún tema de conversación a tiempo cuando el auto se detuvo tranquilamente fuera de aquellos departamentos donde vivía el ruso. Ambos se quedaron en aquel auto, ahora aquel silencio cómodo se había tornado en uno un poco triste, no querían que aquel momento se acabase.

"Fue un gusto volverte a ver Volkov" Comentó por fin el chico de pelo rubio mientras pasaba una mano sobre el mismo. "Espero se pueda repetir, digo si usted quiere" Sus ojos azules analizaban cada movimiento y reacción del otro, esperando entenderle.

"El gusto ha sido todo mío Gustabo y sí, espero se pueda volver a repetir" Sinceró el otro mientras sus ojos viajaban hasta encontrarse con los otros. "Solo recuerde, nadie debe saber de esto, vale? Ni siquiera Horacio."

"Nadie lo sabrá Volkov, ni siquiera Horacio, tranquilo." Sonrió García y abrió los seguros de aquel auto dejando que el ruso saliera con tranquilidad del mismo.

"Buena noche Gustabo, regrese con 10-33" Despidió Volkov mientras abría la puerta y salía con tranquilidad, dejando un pie sobre el suelo y apoyándose sobre el mismo para poder sacar su cuerpo totalmente al exterior de aquel silencio pacífico.

"Buena noche Volkov y 10-4" Sonrió mientras veía como el otro cerró la puerta de su coche tras el y caminaba con tranquilidad y algo de lentitud hasta las escaleras de aquel edificio que contenía departamentos bastante caros.

Quien diría que aquel día tan tenso terminaría en un rápido y fugaz revolcón con aquel ruso que el juraba odiar con toda su alma.

......

Al llegar a su departamento no pudo evitar suspirar y tirar su chaqueta de cuero a un lado, su cuerpo cansado se dirigió hasta su cama en donde se encontraba un pequeño gato descansando, mismo gato que se le quedo viendo cuando entro a su cuarto y se hizo a un lado sabiendo que, probablemente, su dueño se tiraría directamente sobre la cama en donde ella se encontraba recostada, y tenía razón.

Al estar cerca de su cama, Viktor dejó caer su cuerpo y soltó un pequeño gruñido de dolor, se logró dar media vuelta quedando vista al techo, su pequeña acompañante tomo eso como una señal de invitación a otra noche tranquila y nostálgica de mimos, se acercó con tranquilidad y se recostó al lado del otro, daba los más pequeños ronroneos mientras Volkov (de manera automática) empezó a rascarle.

"Me acabo de acostar con el hombre que casi me mata, Mika" Admitió el otro con algo de decepción "No se como coño ha pasado, pero de un momento a otro me encontraba en aquel viejo y espantoso callejón con el" La minina maulló como respuesta "Tienes razón, que no tengo ningún tipo de control ya"

Cerró sus ojos y algo dentro de su mente decidió torturarle con una pequeña pregunta, una pequeña pregunta que no podría sacarla de su cabeza los próximos días.

¿Qué se sentirá dormir en sus brazos?

En el mismo momento que la pregunta cruzó el ruso gruñó y sacudió su cabeza como si eso fuera a sacar la pregunta de allí; pero, no lo hizo, solo aumentó aquella pequeña e inocente duda.

Lo que el no sabía era que del otro lado de la ciudad, aquel hombre se preguntaba exactamente lo mismo.

¿Qué se sentiría dormir con el entre sus brazos?

One night stand (Volkabo) (CANCELADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora