Me convierto en una fugitiva conocida

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Desperté flotando en mitad del río, Percy salió a la superficie algunos segundos después. Salimos al lado de un McDonald's flotante. Una manzana más allá, todos los vehículos de emergencias de San Luis estaban rodeando el arco. Los helicópteros de la policía daban vueltas en círculo. La multitud de curiosos me recordó la plaza del Big Ben la noche de Fin de Año.

—¡Mamá! —dijo una niña—. Esos chicos han salido del río.

—Eso está muy bien, cariño —dijo su madre mientras estiraba el cuello para ver las ambulancias.

 —¡Pero él está seco!

—Eso está muy bien, cariño. Una mujer de las noticias hablaba para la cámara:

—Probablemente no ha sido un ataque terrorista, nos dicen, pero la investigación acaba de empezar. El daño, como ven, es muy grave. Intentamos llegar a alguno de los supervivientes para interrogarlos sobre las declaraciones de testigos presenciales que indican que alguien cayó del arco.« Supervivientes» . Me sentí súbitamente aliviado. Quizá el guarda y la familia habían salvado la vida. Confié en que Grover y Annabeth estuvieran bien. Intenté abrirme paso entre el gentío para ver qué estaba pasando dentro del cordón policial.

—...unos adolescentes —estaba diciendo otro reportero—. Canal Cinco ha sabido que las cámaras de vigilancia muestran a dos adolescentes volverse locos en la plataforma de observación, y de algún modo consiguió activar esta extraña explosión. Difícil de creer, John, pero es lo que nos dicen. Sigue sin haber víctimas mortales... 

Me aparté, intentando mantener la cabeza gacha. Teníamos que recorrer un buen trecho para rodear el perímetro policial. Había agentes de policía y periodistas por todas partes. Casi había perdido la esperanza de encontrar a Annabeth y a Grover cuando una voz familiar baló: 

—¡Peeeercy! ¡Viiiiiviane! —Al volverme, el abrazo de oso de Annie me atrapó en el sitio—. ¡Creíamos que habíais llegado al Hades de la manera mala!

—Gracias a los dioses Viviane, no se como se lo habría explicado a Maeson y los demás si hubieses muerto.— En ese momento me acordé del veneno y me miré la pierna, estaba perfecta.

—Mi padre nos ha curado Viviane, todo va a estar bien.

—Recuérdame que le de las gracias por esto, y por no morir al chocar contra el agua.

Grover estaba apretujando a Percy junto a nosotras.

—¡No podemos dejaros solos ni cinco minutos! ¿Qué ha pasado?

—Más o menos nos hemos caído.

—¡Percy ! ¿Desde ciento noventa y dos metros?

Detrás de nosotros, un policía gritó:

—¡Abran paso!

La multitud se separó, y un par de enfermeros salieron disparados, conduciendo a una mujer en una camilla. La reconocí inmediatamente como la madre del niño que estaba en la plataforma de observación. Iba diciendo:

—Y cuando aquel perro enorme, un chihuahua que escupía fuego...

—Vale, señora —decía el enfermero—. Usted cálmese. Su familia está bien. La medicación empieza a hacer efecto.

—¡No estoy loca! Los chicos saltaron por el agujero y el monstruo desapareció.—Entonces nos vio —¡Ahí está! ¡Esos son los chicos!

Me volví de inmediato y tiré de Annabeth y Grover. Nos mezclamos entre la multitud.

—¿Qué está pasando? —quiso saber Annabeth—. ¿Estaba hablando del chihuahua del ascensor?

Les contamos la historia de Quimera, Equidna, nuestra zambullida y Percy añadió el mensaje de la dama subacuática.

—¡Uau! —exclamó Grover—. ¡Tenemos que llevarte a Santa Mónica! No puedes ignorar una llamada de tu padre.

Antes de que Annabeth pudiera responder, nos cruzamos con otro periodista que daba una noticia y casi me quedo helado cuando dijo:

—Percy Jackson y Viviane Riddle. Eso es, Dan. El Canal Doce acaba de saber que los chicos que podrían haber causado esta explosión coinciden con la descripción de unos jóvenes buscados por las autoridades en relación con un grave accidente de autobús en Nueva Jersey, hace tres días. Y se cree que los chicos viajan en dirección al oeste. Aquí ofrecemos una foto de Percy Jackson y Viviane Riddle para nuestros telespectadores.


Nos agachamos junto a la furgoneta de los informativos y nos metimos en un callejón.

—Primero tenemos que largarnos de la ciudad —le contesté a Grover.

De algún modo, conseguimos regresar a la estación del Amtrak sin que nos vieran. Subimos al tren justo antes de que saliera para Denver. El tren traqueteó hacia el oeste mientras caía la oscuridad y las luces de la policía seguían latiendo a nuestras espaldas en el cielo de San Luis. Ahora era Viviane Riddle, bruja, semidiosa hija de un asesino y terrorista en el mundo muggle.

La Hija De Atenea (LDDV I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora