Capítulo 5: En el Horizonte

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CAPÍTULO V

EN EL HORIZONTE

1

Más problemas

Las calles de la capital alemana estaban en el más absoluto silencio. El polvo era el único rey que regentaba sus largas calles. Polvo, malas hierbas y vehículos abandonados. Una ciudad fantasma. Como todas las que habían visitado con anterioridad, los últimos meses, años... siempre la misma escena. Pero cada vez más abandonada, más vieja. Lo único que recordaba que había pasado eran las marcas del paso de la guerra. Marcas indelebles, perpetuas. Marcas de pinturas que señalizaban los refugios, ahora llenos de huesos y cadáveres momificados. Ellas y los cuarteles de campaña de los militares. La mayoría con sus lonetas perforadas por el calor del sol. Ni rastro de humanidad, ni de su actividad.

El equipo conformado por los tres jóvenes, Shinji, Asuka y Sarah, habían salido una vez más a explorar las calles de una ciudad. Los tres se arremolinaban detrás de los vehículos que les permitían protegerse de los ángulos de tiro de un ficticio francotirador. Ese era el plan. El plan que marcaba Kaji y el que Misato les obligaba a utilizar. Era el más seguro aunque en la práctica fuera una pérdida de tiempo completamente innecesaria. Debían tener en cuenta que la última vez se había encontrado personas: Maria, Isabella y Nathaniel. Y esta vez se dirigían a un cuartel militar. Debían ser solícitos y cautelosos.

Estaban barriendo las calles del distrito económico de Berlín. Un barrio acaudalado que disponía de las mejores instalaciones y comercios. Prácticamente estaba saqueado. Apenas quedaba uno o dos escaparates sin alunizar. La mayoría habían sido reventados. Era muy poco lo que podrían encontrar allí y en mal estado. No valía la pena.

─ Kaji – llamó Shinji por el comunicador. Unos segundos de espera y la voz de una mujer respondió.

─ No está Kaji, soy Marie. Ha salido un momento, me dijo que le avisara si dabais... - antes de que la nueva mujer agregada al grupo pudiese terminar su explicación, Shinji la interrumpió.

─ ¿Ha salido a dónde? Se supone que tiene que estar al mando de la comunicación. ¿Y Makoto?

─ Está descansando en la cama. Los calmantes le han dejado grogui – al otro lado se escuchó un suspiro del joven japonés.

─ Y ¿Misato?

─ Dando de comer a los animales con Isabella – respondió casi ininteligiblemente, avergonzada de la situación. Para Marie, daba la sensación de que habían dejado a los tres chavales en mitad de aquella ciudad, abandonados, sin contacto, ni comunicación.

─ Da igual. Volvemos a la nave. Nos vamos a Ramstein.

La ausencia de comunicación con el avión no había gustado nada a los tres, que habían viajado todo el trayecto hasta la base militar de Ramstein con caras muy largas. Nadie en el avión hizo referencia al hecho, y todo transcurrió como si nada.

A su llegada a la base militar, la escena era bien distinta. Al menos no daba la sensación de falta de humanidad. Aunque el lugar estaba deshabitado aparentemente, la base no estaba comida por las malas hierbas, ni llena de vehículos amontonados en las calles, ni con los edificios saqueados. Parecía más cuidado, como si alguien hubiese vivido en el lugar hasta hace relativamente poco tiempo.

Esta vez Misato quiso bajar con ellos. Conocía la base, pues había trabajado en ella cuando ocultaba su identidad como Michelle. Sabía dónde podría encontrar los suministros necesarios. Pronto una nube gris comenzó a cernirse sobre ellos. Debían darse prisa, pues si la tormenta caía sobre ellos, no podría viajar en avión, o sería muy peligroso. Lo primero que debían hacer era repostar el combustible necesario. Misato guio a Makoto hasta el hangar de aviones. Desde allí sería más fácil acceder a la fábrica de suministros de primera necesidad; Misato iba en cabeza, explicándoles que había en cada hangar y que podría hacerles falta de cada uno. Shinji la seguía de cerca y pegadas a él, discurrían Sarah y Asuka, que no quitaban ojos de las ventanas y puertas que les rodeaban. Al llegar al edificio del economato se detuvieron.

EVANGELION: Resurrección IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora