Opus 1 | Eres lo único que tengo

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A través del cristal se veía la ciudad pasar de una manera exageradamente veloz y yo pensaba en que me gustaría poder verlo todo pasar así de rápido cuando me apeteciera sin tener que subirme al tren.
Estaba helando incluso estando dentro del vagón.
Mi cabeza reposaba sobre el hombro de mi mejor amigo.

—Estas temblando, Zanahoria.
—Hace algo de frío.
— ¿Quieres mi chaqueta? —hizo un gesto amable y se apresuró a quitársela de encima.
—No te preocupes, puedo soportarlo. —sonreí
—El otoño no te suele sentar bien, ¿recuerdas?

No protesté y dejé que pusiera su chaqueta sobre mi espalda. Le agradecí y me obsequió una de sus lindas sonrisas.

Eso de «Zanahoria» tiene una explicación lógica: mí cabello es anaranjado y le hace gracia llamarme de ese modo desde que somos pequeños.
Viniendo de él, me gusta que me llame así.

Acabábamos de salir del hospital, tenía cita con mi psiquiatra.
Realmente no soporto tener que ir a ese sitio, me trae malos recuerdos. Por esa razón Elliot siempre se ha ofrecido a acompañarme, para ayudar a sentirme menos sola en esto y tener en quién apoyarme.
Aunque no es del todo malo porque es un trayecto largo y me gusta la sensación que experimento al ver pasar las calles de una manera tan ligera.
Fuera del tren, y sin poder verlo todo a través de un vidrio hay que aguantarse cada cosa que te pone en frente la vida.
Al menos mi existencia sucede de una manera tan pausada que resulta casi asfixiante. Pero aquí dentro tengo la oportunidad de quitarme esa pesadez de encima, de observar con tranquilidad sin sentirme presionada a tener una reacción inmediata.
Se siente como poder ser yo misma sin tener que demostrar nada, sin tener que hacerle frente a la vida.
Asumo que puede parecer una filosofía muy débil y cobarde, pero es exactamente así como soy: cobarde.
Me gustaría poder ser capaz de vivir encerrada en este vagón para siempre junto a Elliot.
Pero él es una persona aparte, un individuo —con todo lo que eso implica—.
Y no me gusta la idea de que mi mejor amigo y prácticamente mí única familia tenga intereses bastante diferentes a los míos porque llegará el momento en el que tenga que dejarme sola y hacer su vida con normalidad.
Somos muy contrarios, basta con decir que él es... increíble.
Y esa descripción ya está lo suficientemente alejada de mí.

Increíble

No es de esos "amigos" que te dejan solo a propósito, él siempre estaba para mí y yo le quería como a nadie. Él es más bien de ese tipo de personas que no se aburren si te pasas un día entero sin decir ni una sola palabra, él solo está ahí y se encarga de ofrecer compañía sin necesidad de cruzar palabras.
De todas formas, aún yo siendo una chica tan callada con él me siento en plena libertad de poder expresarme cuándo y cómo me plazca.
Desde que me quedé completamente sola... Elliot se ha encargado de no dejar que ese sentimiento me consuma. Y me sorprende que para ese momento, siendo un niño pequeño —teniendo en cuenta que los niños son terriblemente hirientes y crueles— él tuvo la capacidad de despertar el valor más importante del mundo: la empatía. Con nada más eso, él se convirtió en la persona más asombrosa que haya conocido y que pueda llegar a conocer. Sin duda lo más significativo que tengo.

 Desde que me quedé sola,
desde entonces,
Elliot siempre ha cuidado de mí.

¡Y no lo parece! Su estilo es de llevar vaqueros azules obscuros o negros, sus botas cafés, camisetas con estampados de bandas de Rock y su chaqueta de mezclilla o la chaqueta de cuero falso con parches que protagonizan sus bandas musicales favoritas.
Es de cabello rubio y medianamente largo, lo suele llevar a la altura de sus hombros.
A simple vista Elliot lograba aparentar un aspecto de... ¿Cómo decirlo sin que suene ridículamente cliché? Parece todo lo contrario a una persona dulce y atenta, luce más bien como el estereotipo barato de chico malo. Y su piel tatuada, acompañada de las dos perforaciones negras en su labio inferior solo corroboran esa imagen equívoca de él. Pero aun así, aunque proyecte una imagen errónea... no me lo imagino luciendo de otra manera. Así es Elliot.
Y sé que con lo que he dicho da la impresión de que no me agrada la manera en la que viste o cómo se ve, pero la verdad es que pese a que le quiero como a un hermano, tengo que admitir que es muy guapo y atractivo. Las chicas siempre se fijan en él y a pesar de los años, aún no logro acostumbrarme a toda la atención que suele recibir.
Va a sonar estúpido y con cierta connotación "victimista", pero yo soy lo opuesto a Elliot en ese y en muchos más aspectos. Parezco una autentica vagabunda con mis pantalones viejos y mis zapatos desgastados. Cuando salgo a la calle con mi amigo, de alguna manera u otra siento que opaco su reluciente atractivo y que cuando la gente nos ve juntos, se preguntan cómo alguien como él podría caminar por la calle con alguien como yo.
Y no los culpo, yo misma me hago la misma pregunta cada día de mi vida. Soy una chica sosa y aburrida.
¿Qué encontró Elliot en mí como para decidir estar a mí lado tan incondicionalmente? Sin duda es algo que no dejaré de cuestionarme jamás.

—Oye, llegamos a la estación. —me avisó

La Música Negra que Tiñe la Vida de un Amargo OtoñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora