One-Shot - El Diario de Liam

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Tipo: One-Shot
Contexto: Después de pasar un rato en la casa de Valeria, Liam decide dirigirse a su propio hogar, sin notar que dejó algo importante atrás. Pero Valeria si lo nota.
Edad de los protagonistas: 18 años
Palabras: 1965


Valeria se dejó caer en su cama con una tonta sonrisa en su rostro. No le gustaba admitirlo, pero se sentía mejor cada vez que veía a Liam. El solo recostar su cabeza en el hombro de su novio (le gustaba el como sabía la palabra en su boca) y descansar un rato la hacia sentir bien. Eso, agregado al aroma de menta y lima que el pelinegro poseía, simplemente le provocaba un sentimiento de paz.

Estaba apunto de tomar su celular cuando algo llamó su atención. Era un libro rojo, grueso, recostado en el mismo lugar que estaba la mochila de Liam hace unos minutos. Supuso que era de él ya que no había ningún tipo de dato en la portada, tal vez era un cuaderno o algo parecido.

Le estaba inculcando lentamente el gusto a la lectura a su novio, tal vez era un lugar donde anotaba sus recomendaciones de libros. Curiosa, tomó el libro y lo abrió esperando la caligrafía de su novio.
Y, de cierta manera, si la encontró. Solo no la que esperaba.

Si bien la caligrafía de Liam siempre había sido impecable, su ortografía había mejorado considerablemente por la ayuda de Valeria y Joe. No tuvo que leer la fecha en la esquina para saber que ese libro era viejo.

Empezó a leer la primera página sintiendo cada falta ortográfica como una patada en el estomago. Paró a media oración para leer la fecha y saber que tanto estaba apunto de lastimarse la retina.

Sus cejas se levantaron al reconocer la fecha: era el día en que conoció a Liam.
Entonces hizo click en su cabeza.

¿Eso era un diario? ¿Eso era el diario de Liam?

Pasó por algunas páginas, buscando la última anotación. Fue hace menos de una semana.

Inhaló algo de aire mientras se debatía si debía leer el diario de Liam. No quería invadir su privacidad de esa manera, pero era curiosa de maneras irracionales.
El impulso de preguntarle a Liam si le importaba era fuerte, pero a la vez no quería que supiera que tuvo la intención de leer su diario sin su consentimiento.

El golpeteo en su ventana la distrajo de su dilema moral. Abrió su ventana, dándole paso a Joe, el cual entró a su habitación de un salto.
–¿Estás bien? –apuntó a la mejilla roja de su mejor amigo. El hizo un ademan con su mano, restándole importancia.
–Evan estaba enojado, nada fuera de lo común.

El chico notó el libro en la cama y lo apuntó como si estuviera a punto de decir «Si entendí la referencia».
–He visto a esa perra antes –lo miró intensamente durante unos segundos antes de que se le encendiera la bombilla–. Oh, es el diario de Liam.

La volteó a ver con un aire divertido.

–Lo leí una vez, hace como siete años –se rió de la expresión sorprendida de su mejor amiga–. Liam lo dejó en su cama y yo no sabía que era. No me arrepiento en lo más mínimo, era divertidisimo.

Tomó el diario y lo aventó a su mejor amiga.
–Solo vine por mi dinero, probablemente Mason vaya a mi cuarto a regañarme pronto.

Contó el dinero y luego se marchó por la ventana con un mensaje.
–Hazle caso a tu demonio, irás al infierno de todas maneras.

Valeria rodó los ojos, pero empezó a abrir el diario porque sabía que era verdad.

La primera página explicaba (terriblemente redactada) que su madre le había comprado ese diario porque "estaba a punto de empezar una etapa de su vida llena de cambios". A Valeria eso le pareció cursi, pero no empezaría a debatir los puntos de vista de su suegra.

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