Capitulo 29: Gracias amiga.

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Liz me bombardeó con mensajes para saber qué pasaba. decidí no contestarle, apagando mi teléfono, ella de ese modo ya sabria que significaría.

Recogí mis pocas cosas de mi casillero entregué mi llave.

- Brina, ¿por qué no vienes con mi Liz? me preguntó asustado Carlos al verme a medio día - Lo síento, Liz se va a morir de tristeza, nunca la había visto tan unida a alguien - se limpio una lágrima Carlos al haberle contado lo sucedido.

Hice mis maletas, me despedí de Carlos y me salí. iría a un café internet para checar los boletos de avión, disfrutar mís últimos minutos en Nueva York y prepararme mentalmente para la bomba que sucedería al regresar a México.

Los vuelos llevaban retraso por el mal clima. Mi boleto marcaba diez de la noche pero sería mucho más tarde. El estar sentada en el aeropuerto me provocó llorar àl recordar nuestro primer encuentro.

- Brina...Brina... escuché la voz de una mujer gritarme, estando a punto de hacer el check-in. Al escucharlo varias veces ví a Majo que me hacía señas para ir a su lado.

- Brina, te estoy gritando, ¿por qué no vienes? llegó a reclamarme.

- Porque perdería mi lugar en la fila.

- No te vas a ir a ningún lado.

- Claro que sí, estoy expulsada.

- Agradeceme luego, pero no estás expulsada, bueno ya no, hablé con mi papá y pues estás de regreso.

- ¿Acaso es una broma de mal gusto?

- No amiga - llegó Liz a agarrar mis maletas - El papá de Ashley es el jefe de la junta escolar. Varios compañeros nos juntamos para hacerle ver el error que cometían y que sino te regresaban los acusariamos de racismo - me quedé con los ojos abiertos al no poder creerlo.

- ¿Y esto no perjudicará a Dylan? ellos negaron, Carlos me ayudó con mi equipaje, me fui con ellos de regreso a la residencia.

Durante el trayecto me contaron todo lo que hicieron, mis lágrimas no pudieron evitar salir.

- Majo...le llamé al llegar mientras Liz y Carlos metían mis maletas. - Gracias, de verdad no sé cómo agradecertelo -.

- Ya te dije, es por tener cerca a Dylan y porque acepto que siendo fan de él, no había visto que mirara a una chica como te mira a ti, desde que andaba con Bri. Pero una vez más si llegas a contar lo que hice por ustedes hago que te expulsen y esta vez en serio - sonreí ante su comentario, la abrace en forma de agradecimiento. Ella sonrió y se subió a su auto.

María José al final resultó no ser tan frívola después de todo.
Carlos me contó lo mucho que Liz había llorado por mi.

- Te creo, por qué yo igual llore por ustedes, sin ustedes mi vida no hubiera girado tan drásticamente -.

- Te quiero mejor amiga - llegó a abrazarme Liz, cenamos, me ayudó a desempacar mis cosas hasta quedarnos dormidas.
el martes siguiente recibi una llamada temprano al teléfono de la residencia de parte de la secretaria del director en la cuál me pedían acudir a la oficina lo más pronto posible.

Termine mi rutina de baile con Liz, nos bañamos desayunamos.

De nuevo en Juliard respire con tranquilidad, volvi  para no irme jamás. En dirección, corri a los brazos de Dylan al verlo, sus brazos trabajados su pecho, el como mi estatura mediana combinaba con la suya, su aroma a perfume caro me reconfortaba, él me sonrió con esa sonrisa tan suya que me derretía abriendo sus brazos para dejarme entrar.

- I won't let you go away again from my life
- No voy a permitir que te vayas de nuevo de mi vida - me dijo al oído con esa voz gruesa que me derretía a mi y a los millones club de fans que lo seguían.

Entramos a la oficina del director agarrados de la mano mientras Liz y Majo que recién había llegado nos deseaban suerte.

Adentro el director y el resto de señores y señoras muy bien vestidos pertenecientes a la junta académica, nos dieron el discurso sobre la misión y visión de Juliard y como está no se habia envuelto en chismes durante décadas. Al final sentenciaron que podía seguir estudiando con la condición que no tuviéramos contacto en horario escolar para evitar chismes de favoritismo y que por lo tanto tendría que cambiarme de clase de técnicas actorales.

La segunda condición era que en las entrevistas que tuviéramos pusiéramos en alto el nombre de Juliard.
Dylan y yo sin pensarlo dos veces aceptamos sus condiciones.

El arte de enamorarse. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora