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Volvió a revisar su equipaje; la maleta, la nevera, las sillas, la carpa y los bártulos secundarios. Se aseguró también de dejarlo todo cerrado y apagado. Queen estaba con sus padres, y su vecina se encargaría de regar las plantas que tenía en la entrada. Echó la llave de su piso a las 7 de aquella mañana, con el corazón algo alterado. Quería que el viaje fuese perfecto.
Arrancó su coche, el vehículo que les llevaría a su destino, y puso el GPS. El camino que iban a tomar era ya algo conocido para ella, había conducido por ahí alguna que otra vez para volver a su ciudad natal. Pero el pequeño aparatejo era otro de esos "por si acaso" que necesitaba en la excursión. Se puso en marcha hacia la casa de la morena, con la música resonando en el interior. Algo suave.
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Mientras, Unai andorreaba por su casa eufórico a pesar de la hora tan temprana que era. Como le hacía ilusión el viaje, había dormido poco y se había levantado antes incluso que su madre. En ese momento se dedicaba a una tarea grandísima. Vital, de tremenda importancia. Debía de elegir bien qué muñecos y peluches llevar en la mochila. Todos no cabían, evidentemente, y a aquella conclusión llegó al intentar meterlos en ella. Ante él se mostraba la incertidumbre entre llevarse sus animales marinos para la arena (los cuales eran muchos, muchísimos), o su cometa. Decidió preguntarle a su madre primero para que le aconsejase ante tal difícil decisión.
—Mamá, ¿habrá viento en la playa?—le preguntó mochila en mano.
Su madre estaba ocupada ultimando los neceseres, con la hora un poco justa. En unos minutos Alba llamaría al timbre, esperando a que bajasen teniendo todo listo. Y a pesar de que le había dejado claro que no pasaba nada por esperar y salir a ayudarla, Natalia iba de acá para allá a toda prisa conforme se acordaba de cosas que se le olvidaban con el trajín. Un champú, unos calcetines, el bañador...
—Eh...—ante la pregunta de su pequeño se detuvo a pensar, pero sin dejar de tener entre manos algo, en este caso, poner la sombrilla al lado de la puerta—Pues en la página del tiempo ponía que iba a estar soleado y...—musitaba para sí misma—No, Unai, no hará viento. ¿Por qué, cariño?
—Para volar la cometa. Si no va a haber viento, no me la llevo—se encogió de hombros.
—Llévate otra cosa en vez de la cometa... ¿Tus muñecas, por ejemplo?
—Voy a llevarme mis animales de arena.
—Eso es perfecto Unai—le sonrió, revolviendo con la mano sus pelos y siguiendo con lo que estaba—Mira a ver cuántos te caben en tu mochila.
—¡Casi todos!
Volvió corriendo a su cuarto para terminar su mochila. Dentro llevaba su oveja de peluche, Rómper; su estuche de témperas; una pequeña pelota de esponja y los susodichos animales (demasiadas cosas llevaba para un par de días que iban a estar en la playa).
Cuando lo tuvo todo, se la colgó de la espalda y se dirigió a la puerta. El paso triunfal se lo cortó su madre, que lo atrajo por unos minutos al servicio para peinarlo con algo de colonia. Aunque peinar con algo de dificultad, porque el pequeño no paraba de moverse, de lo ilusionado que estaba.
—¡Aaaaa la playa! ¡Nos vamos a la playa! Uuuuhhhhh—canturreaba sin mucha armonía, dando las notas que le daba la gana.
Sonó el timbre del móvil de Natalia. Alba prefirió no armar demasiado escándalo llamando al portal del edificio ni pitando con el coche. La morena pilló al vuelo la llamada.
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Un ángel para mamá // Albalia
Fanfic"Me han dicho que tú cumples los deseos de amor de verdad de la buena, así que te pido uno. Quiero que le mandes a mi mamá un ángel. El más bonito que tengas por fa."