Melodrama

Interludio. Décalcomanie

"Tú y yo nos besamos, me siento tan bien. Me entrego completamente a ti y me siento tan bien. Esto puede ser peligroso, estamos cruzando una línea. Estoy dibujando contigo y se siente tan bien. Todo luce como una decalcomanía hecha por nosotros dos."

Décalcomanie, MAMAMOO

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Sin dejar de besarlo, las manos expertas de Sarawat empiezan a desabotonar su camisa y el modelo intenta hacer lo mismo pero está temblando. Jamás en la historia de su vida había temblado al quitar de alguien una prenda de vestir y sin embargo ahora la emoción es mucha, la excitación puede olerse en la habitación.

Sarawat es fuego y Tine no puede resistirse a su contacto así que, ¿por qué demonios sigue comportándose como un chiquillo sin experiencia? Sarawat ríe cuando se da cuenta de la situación y toma las manos de Tine, rompe el beso y mirándolo a los ojos, retira su camisa de seda de su cuerpo y después, procede a desnudarse él mismo.

Tine se recuesta sobre la cabecera de la cama y se queda quieto, observando cómo las manos del fotógrafo retiran de su pecho aquella prenda, las manos de Sarawat tocan su propio vientre y sin apartar sus ojos de Tine, el chico dedica una sonrisa torcida que va directo a su pene, despertándolo por completo sin siquiera tocarlo.

Tine se deshace también de su elegante pantalón negro, quedando solo en una ligera trusa blanca que deja ver un poco ya de su notoria erección. Su lengua lame sus labios porque Sarawat le dijo que el cuerpo que ahora se exhibe ante él es todo suyo y que puede hacer de él lo que quiera. Puede hacerlo gemir y gritar como le plazca; puede hacerlo gozar y hacerle saber de todo ese deseo que arde dentro de su pecho. El deseo de tocarlo. El deseo de vislumbrar la eternidad con él por medio de algo tan finito como el cuerpo humano.

Y es que Tine jamás había deseado a alguien como desea a Sarawat ahora que el fotógrafo comienza a trepar por él y frota su cuerpo semidesnudo con el suyo. De algún modo, Tine sabe que no volverá a querer tocar a nadie que no sea Sarawat por mucho, mucho tiempo. Por todo lo que resta del verano y quizá más allá de él.

Tine recibe a Sarawat entre sus brazos, se asegura de poder tocar tanta piel como pueda. Sarawat vuelve a besarlo con más intensidad que antes y las manos de Tine trepan por su espalda, bajan por su cuello hasta sus pezones y después se aferran a su espalda baja. Las manos de Tine, curiosas y traviesas, desabrochan ahora el cinturón de Sarawat y sus manos se cuelan por debajo de su ropa interior.

Sarawat produce un gemido gutural cuando el frio tacto de sus dedos empieza a acariciar su pene, solo un poco, son lentas caricias que anuncian apenas que lo mejor está por venir ahora.

Tine rompe el beso y exhala un suspiro satisfecho cuando los labios de Sarawat descienden por su cuello, lo succionan y lo muerden. Tine sabe que le dejará marcas pero no le importa porque los dos estarán solos durante más días. Aquella casa de verano es su refugio. Aquel momento en el tiempo nadie más sabe que el ídolo de las pasarelas de Tailandia se ha rendido de deseo en los brazos del fotógrafo menos conocido del país.

Y un sentimiento de triunfo egoísta llena el pecho de Tine mientras que la lengua de Sarawat se enredada en sus pezones. La idea de que nadie más que él puede ser tocado así por su fotógrafo privado es tan maravillosa que ese solo pensamiento aumenta el calor de la habitación mientras las manos del modelo jalan el pelo de Sarawat y acaricia sus hombros Aquel hombre es increíble. Tan hermoso. Tan lleno de misterios por descubrir y aunque sea por una noche, completamente suyo.