Capitulo 3

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Quisimos hablar con ella, pero era imposible. Además que le diríamos “Mamá, Bill y yo estamos enamorados, nos gustamos y no lo podemos evitar” seria la verdad más absurda, descabellada por como se escuchaba e increíble. Pero así era nuestra verdad.

Ese día decepcionamos a nuestra madre, la destrozamos desconsideradamente solo nos preocupamos por nosotros. Solo aseveramos a nuestra madre las malas cosas que los vecinos decían de nosotros. Nos corrió de la casa, nos insulto diciéndonos que no quería vernos jamás en su vida, que no entendía como había sido castigada con unos hijos tan enfermos como nosotros, depravados, lascivos, pervertidos, incestuosos… maricas. Fueron sus últimas palabras para nosotros. Hirientes, muy cortantes.

—Y ahora qué haremos —dijo Bill triste, desesperado y muy asustado. Yo me sentía igual, no sabia que seria de nosotros en ese momento, pero no podía demostrar debilidad ante Bill y a lo que nos deparaba.

Gustav un compañero habitual. Hable con él y decido ayudarnos. No le contamos el porqué, solo si podía hacernos ese favor y que fuera lo más discreto posible. El acepto sin rechistar y nos presto dinero. Lo suficiente para salir de Hamburgo. Lo más lejos posible para comenzar de nuevo.

Los días fueron pesados. En varias ocasiones dormimos en la calle, Bill enfermo seguido; seguir así se tornaba cada vez más imposible. Era nuestro calvario. En más de una ocasión nuestra desesperación era tanta que robamos comida varias veces. Vendíamos nuestra ropa y terminamos solo con dos cambios.

La idea era viajar hasta Múnich; el objetivo salir del país. Así fueron pasando los días y nuestro paso por las provincias era en ocasiones interesante y otras veces angustiante y nostálgico. Porque cada vez más nos alejábamos de nuestra ciudad, de nuestro país, de nuestros orígenes. Bill se desespero tanto que llego al límite de querer suicidarse, lo encontré en la tina del baño intentando cortarse las venas con una navaja oxidada.

—¡Que mierdas haces! —le dije molesto y asustado— dame eso Bill —Me abalance hacia él y él ponía mucha resistencia.

—¡No, no! ¡Déjame solo Tom! Ya no puedo más con esto —me dijo desesperado comenzando a llorar. Se desmorono en mis brazos— Ya no aguanto estas condiciones. Prefiero estar muerto, me siento cada vez más cansado ya no sé…

—Cálmate, cálmate quieres —hice que me mirara. Me destrozo verlo en esas condiciones, no quería que sufriera. Pero esas eran las consecuencias de la verdad—. Sé como te sientes Bill, pero escúchame estamos por lograrlo, entiendes. No me hagas esto, que no se te ocurra en querer quitarte la vida de nuevo. Por favor —mascullaba conteniendo mis lágrimas. Pero fue inútil—. No pensaste siquiera en que haría yo si te perdiera, ¡eh! No lo hiciste, se te hizo fácil agarrar esta porquería —le decía mientras agarraba la navaja oxidada y la aventaba lejos. Asegurándome después en deshacerme de ella—, y cortarte. Solo piensa, que tal si hubieras fallado en tu cometido, te hubiera dado una infección en la sangre y tu sufrimiento seria peor Bill.

Sí, estábamos sufriendo, eso acrecentaría más la causa. Yo en ese momento me puse a pensar en que haría si hubiese pasado lo peor. Imaginármelo, inerte es esa tina, en sus ojos ver más que un reflejo ausente. Estaría seguro de seguirlo, solo para evitar el evidente sufrimiento que sentiría. Pensarlo me hacia un nudo en la garganta. Otra idea me cruzo por la cabeza y era precisamente esa, desaparecer ambos de una vez por todas de la faz de la tierra. Pero seria demasiado fácil, no quería que las cosas terminaran así.

—Perdóname —me dijo más calmado aunque aún sollozando— lo siento Tomi, pero es un peso muy grande. El peso de la culpa no deja de atormentarme.

—Bill, sé como te sientes… créeme lo sé. Pero no hay que desistir, ya llegamos hasta aquí; tenemos que ser fuertes. —Quería que entendiera que nuestra vida ya no seria como lo era en Hamburgo, si queríamos lograr nuestro objetivo; pasar por esas adversidades era necesario. Comprendimos a la mala que nada era fácil—. Por favor, no vuelvas a hacerme esto. No tienes idea del mal que me harías si tú te vas. Bill simplemente no puedo vivir sin ti. —Le dije recordando lo que había querido hacer. Y es que eso era la verdad, él era mi complemento y no me imagino una vida sin él. Me había enamorado perdidamente de mí igual, y su perdida, el solo pensarlo me volvía loco.

—Perdóname Tom, no lo volveré hacer. No te hare pasar de nuevo por esto —acariciaba mi mejilla y su cara era sincera; había dejado de llorar y me calmo con un beso que no nos habíamos dado en mucho tiempo.

Fue nuestra peor crisis esa noche, y la primera en verdad por mucho tiempo con la vida de por medio. En ese pequeño Motel de mala muerte. A la mañana siguiente salimos dispuestos a cambiar nuestra suerte, positivos a nuestros cometidos. Llegábamos a pequeñas ciudades, hospedarnos y trabajando eventualmente para salir de nuevo.

Las cosas se veían mejor.

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Hola a tod@s en verdad gracias a las personas que se han pasado a leer, votar y comentar, en verdad lo agradezco, <3. Este fue un capitulo relativamente corto ya que es el penultimo. Aun no me quiero adelantar a publicar fic largos hasta que me de a conocer un poco mas XD **eso que**  ;)

Beautiful LieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora