wisdom teeth © junghope.

‹ 0 4 | i never wanna die ›

se sentía como si sus brazos fueran a partirse, tenía un dolor punzante en los hombros y quería tantísimo beber algo que a duras penas podía soportarlo, pero no iba a suplicar. no le daría a kim dong-ju ese poder sobre él.

el hombre ya tenía suficiente poder; le tenía allí, en ese horrible lugar, aislado del mundo. no tenía ni idea de si era de día o de noche, ni tenía ninguna idea de cuánto tiempo llevaba allí, sólo sabía que estaba asustado y que todo parecía doler.

la peor parte era: su padre le había enviado allí... y su madre le había dejado hacerlo.

echándose hacía atrás en la silla tanto como era posible, trató de encontrar algo de soltura en las cuerdas, pero fue en vano, lo cual no fue una sorpresa. se había despellejado las muñecas tratando de encontrar un modo de escapar y hasta el momento sólo había conseguido más dolor y nada de libertad como resultado.

y eso era sólo el principio, dong-ju se lo había asegurado.

no estaba roto todavía, pero lo estaría, y una vez que lo estuviese, eso le limpiaría de nuevo. hoseok no estaba seguro de que querían decir y no quería averiguarlo, pero no tenía elección.

haciendo una mueca ante el familiar sonido de una puerta abriéndose y cerrándose, alzó la vista y observó en silencio como entraba dong-ju con dos de sus matones siguiéndole.

—hola de nuevo, hoseok.

no dijo nada, lo cual provocó una sonrisa helada en dong-ju mientras levantaba una silla, la colocaba directamente delante de hoseok y se sentaba mientras sus hombres se quedaban de pie a cada uno de sus lados.

—confío en que hayas tenido una noche tranquila, hoseok.

dong-ju se sentó hacía atrás, observándole con atención. —¿no me hablas? eso está bien. no me importa ser el que hable, y en realidad necesitas escuchar lo que tengo que decir. —se detuvo, como para darle a hoseok una oportunidad para responder, pero éste no lo hizo. —pronto nos moveremos a la siguiente parte de tu desprogramación y deberías saberlo, no será tan agradable, pero tienes que tomar una decisión.

» puedes facilitártelo, hoseok. puedes dejar de ser cabezota. muy en lo profundo sabes que has pecado contra la naturaleza. contra dios. y necesitas arrepentimiento.

tragando, la garganta tan seca que dolía, luchó por encontrar la voz.

—vete... al infierno.

—no, hijo, eres tú quien irá al infierno, si no cambias.

miró al hombre de su derecha. —desátale. desnúdale. llévalo a la habitación. —sus ojos fríos volvieron a hoseok y sonrió. —me temo que lo que pasará después es... bueno, vamos a decir desagradable, pero un hombre tiene que sufrir por sus pecados, joven, y tú desde luego has pecado.

—¿qué... dónde me llevan?

—lo verás bastante pronto. y eventualmente comprenderás que todo esto es por tu propio bien.

con el grito alojado en la garganta, hoseok se irguió de un salto, consciente instantáneamente de que no estaba en su cama, incluso antes de que la luz inundará la habitación.

—hoseok...

oyendo la voz de jungkook, se giró, viendo la preocupación en sus ojos, los hechos de la tarde volviendo a él en ráfaga.

había ido allí a hablar con jungkook, y en su lugar se había lanzado a él, y jungkook le había rechazado, pero no porque no le deseara.

«está tratando de protegerme, pero no puede. nadie puede. nadie lo hizo.»