—Ahg... ¿dónde estoy? —murmuré mientras miraba a mi alrededor. Al lado, un niño de mi edad me observaba.
—¿Te encuentras bien? —me preguntó.
—Eh... sí. ¿Cuál es tu nombre?
—Yashiro, ¿y tú?
—Satoru, encantado —respondí. Sí, logré volver en el tiempo. Gracias, quienquiera que seas.
—¿Por qué estabas tirado en medio de la calle? —preguntó Yashiro, mirándome con curiosidad.
—Escapé de casa —dije, bajando la mirada.
—Ah... si quieres, puedes quedarte en mi casa.
—Muchas gracias, pero... ¿y tus padres?
—Mis padres se divorciaron. Vivo con mi padre en un apartamento; casi nunca está en casa.
—Ah... entonces vamos —acepté, y nos dirigimos hacia su casa. Durante el trayecto hablamos de muchas cosas, pero extrañamente no me mencionó nada más sobre su familia.
—Llegamos —dijo Yashiro.
Me quedé en silencio. El lugar era pequeño, pero estaba bien cuidado.
—Qué casa más limpia... ¿la limpias tú solo?
—Sí, lo hago casi siempre.
—Wow, ¡qué increíble! —Al decir esto, noté que Yashiro se sonrojaba un poco; parecía avergonzado, como si no estuviera acostumbrado a que lo elogiaran o trataran con amabilidad.
—Dormirás en mi cuarto —dijo, un poco incómodo, justo en el momento en que sonó la puerta principal.
—¡Escóndete! Abajo de mi cama —susurró, nervioso.
—Ok —me metí rápidamente debajo de la cama, como me pidió.
La puerta se abrió bruscamente, y escuché una voz fuerte y áspera.
—¡Maldito mocoso! ¿No puedes venir a saludar a tu padre que llega del trabajo? —gritó el hombre.
—Lo siento, padre... —respondió Yashiro con voz temblorosa. Entonces escuché el sonido de golpes.
—¡Maldito! Por eso la maldita perra de tu madre nos abandonó.
—Lo... lo siento... snif... snif...
No pude soportarlo más y salí de mi escondite para defender a Yashiro.
—¡Basta, por favor! —grité.
—Vaya, ¿y tú quién te crees que eres, mocoso? —dijo el hombre, mirándome con desprecio. Sentí miedo, pero aún así quería proteger a Yashiro.
—Por favor, no le hagas nada más a Yashiro... —le pedí, intentando que mi voz no temblara.
—Entonces ven aquí —me agarró del brazo. Al verlo, Yashiro gritó desesperado.
—¡NO! Por favor, no le hagas nada a Satoru.
—¡Cállate, mocoso! —Y, sin pensarlo, le dio una brutal patada.
El padre de Yashiro me arrastró hasta su habitación y comenzó a golpearme una y otra vez hasta que me dejó casi inconsciente. Aun así, mi determinación era más fuerte que el dolor.
—Por favor... deje de pegarme... —dije con las pocas fuerzas que me quedaban.
—Qué aburrido... —murmuró finalmente, y salió de la casa. Después de esa noche, no lo volvimos a ver.
Cuando me desperté, vi a Yashiro acercarse a mí sollozando.
—Lo siento tanto, Satoru... por mi culpa tú... —su voz se quebraba entre lágrimas.
—No tienes la culpa de nada, Yashiro. Ahora estoy aquí a tu lado, así que no tienes que sufrir más en soledad —le dije, y lo abracé con firmeza.
Yashiro me devolvió el abrazo y comenzó a llorar con más fuerza. Pude sentir su timidez al principio, como si no supiera cómo reaccionar ante el cariño que le daba. Para él era nuevo, sentir que alguien lo protegía, a pesar de ser un niño aún más pequeño y frágil que él. Aquel momento de afecto parecía ser lo primero que lo hacía sentirse seguro.
—Te salvaré de tu oscuro futuro, Profesor Yashiro... —murmuré decidido, mientras lo consolaba.
**Continuará...**
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Te necesito
FanfictionSatoru luego de haber pasado 15 años de lo ocurrido logra despertar, pero llega un momento que no puede ya negar los sentimientos guardados. ¿Satoru lograra salvar a Yashiro de las manos de la oscuridad? ¿Lograra Yashiro escapar de las garras de su...