Capítulo 7 - Pequeña Detective

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*La de la foto es Zoe Shepard*

Tragué saliva mientras tocaba el timbre de la gran casa. Mi primera pijamada y tenía diecisiete años, en serio debía de experimentar más cosas de adolescentes. Con mi pequeña mochila de color anaranjado que una vez mi hermano había utilizado para ir a un viaje de pesca, esperé pacientemente.

Doris fue quién abrió la puerta con una sonrisa dulce y amable.

- Olive, cariño.

Usualmente las personas como Doris no son de mi agrado. Ese tipo de gente que te toma cariño y te trata como si te conociera de toda la vida, me molestaba. Primero uno debe ser respetuoso para ganarse la confianza y decir todas las locuras que se le crucen por la cabeza. Pero en cambio, la sonrisa amable y dulce de Doris me hacía querer abrazarla y pedirle que me cocine otro pastel de chocolate, con más chocolate.

- ¡Pasa!- dijo la mujer cerrando la puerta detrás de mí-. Deja tus cosas en el cuarto de Kotty y luego ve con ellas, están el jardín trasero.

Asentí con la cabeza sonriendo y me dirigí escaleras arriba. Mientras caminaba por el amplio y largo pasillo, Zoe abrió la puerta de su habitación.

- ¡Olive!- gritó al verme.

Le sonreí mientras la veía correr hacia mí. Me tuve que agachar para que la pequeña besara mi mejilla.

- ¿Quieres jugar?- preguntó sonriente-. B no quiere jugar, hoy estaba de mal humor.

- No puedo, me gustaría mucho pero tengo que ir abajo con Dakota y Sophia.

- Por favor- pidió sonriente.

- Zoe...- iba a explicarle nuevamente que no podía pero su puchero y su cara de perrito mojado me hizo decir:- Solo un rato, ¿sí?

- ¡Sí!- gritó entusiasmada-. Vamos- cinchó de mi mano.

No tuve ni un segundo para poder dejar mis cosas en la habitación de Dakota, porque la puerta ya estaba cerrada y estaba en un mundo rosa. Dejé mi bolso sobre el suelo suavemente, aun mirando impresionada el columpio dentro de su habitación.

- Entonces, ¿a que jugaremos?- pregunté mientras la niña sonreía inocentemente.

Aguarde un par de segundos a que dijera princesas, Barbies, a la familia u otro juego de niñas. Pero claro que ella no era tan predecible, la pequeña dio un pequeño brinco y dijo:

- Estuve toda la tarde jugando a los ninjas, ¿si jugamos a los agentes secretos?

Yo nunca fui una niña muy femenina, tuve unas cuantas Barbies y muñecas, pero adoraba jugar a la pelota con Landon. Creía que, una niña como Zoe que tenía una habitación tan rosa, me propondría jugar a las chicas que iban al spa o a comprar ropa.

Sin darme un segundo para responder después de mi reacción sorprendía, Zoe abrió su ropero de color rosa y blanco, allí había un baúl rosa. Empujó despreocupadamente un par de cosas que había sobre el baúl para poder abrirlo. De allí sacó dos portafolios negros que parecían de un profesional.

- Te voy a contar mi secreto porque somos amigas, ¿no?- me pregunto dejando sus portafolios sobre el suelo.

- Claro- le volví a sonreír.

Adoraba la simpleza de la infancia, preguntarle a alguien si es tu amiga al día de conocerla me inundaba de felicidad y ternura. ¿Cuándo acaba aquella inocencia y simpleza?

La niña brincó hasta la puerta y le puso el cerrojo, un acto un poco extraño, pero lo pasé por alto. ¡Era tan solo una niña!

- Nadie más sabe mi secreto- susurró-. Si lo dices tendré que matarte- soltó una carcajada.

Black Past ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora