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Había sido más fácil de lo que había pensado evitar a Volkov desde que habían regresado a Los Santos.

Incluso ahora, como agente del FBI y trabajando codo con codo con el cuerpo de policía, nunca había coincidido con el comisario. No lo había hecho de forma intencionada, pero al parecer sus horarios de trabajo eran completamente diferentes.

Parecía que el destino no quería que se encontraran. Y Horacio no podía estar más conforme con ese destino.

**

El Código 3 de aquella tarde no estaba saliendo demasiado bien. Los rehenes habían sido liberados, afortunadamente, pero el cadete a cargo de la negociación no había conseguido nada más que eso. El ladrón no cedía con facilidad y tenía experiencia. Además llevaba un buen coche, y sabía conducirlo.

A pesar de todo, y aunque los vehículos del CNI seguían sin tener acceso al sistema GPS de la policía, la persecución no iba tan mal como Horacio esperaba. El cadete Matthew, un joven muy agradable con el que se entendía especialmente bien, conducía la moto con pericia y sin perder de vista al sujeto, indicando al mismo tiempo a Horacio su posición en todo momento, de forma que éste podía, a pesar de llevar un coche más lento, predecir su trayectoria e intentar atajar e interceptarlo.

Lo consiguió en dos ocasiones, pero las dos veces fue esquivado en el último momento por el criminal que, sin titubear, realizó una maniobra que lo colocó en posición ventajosa para huir de nuevo.

- ¡Joder! - masculló Horacio, incorporándose una vez más a la persecución, tratando por todos los medios de recuperar el tiempo perdido.

- Escurridizo, ¿eh? - la voz distorsionada de Matthew a través de los altavoces de la radio le dibujó una pequeña sonrisa en los labios a pesar de la frustración.

- Es este coche, no corre una mierda. Manda 10-20. - respondió Horacio, tratando de mantenerse profesional.

- Va hacia el norte. Hacia la autopista.

- Si llega a la autopista lo perdemos.

- Pues ya puedes correr...

La persecución continuó durante varios minutos. Habían conseguido evitar que saliera a una vía más rápida, por lo que el criminal había optado por volver hacia la ciudad e intentar perderlos entre las calles más estrechas de Rockford Hills. Pese a todos sus esfuerzos, no pasó mucho tiempo hasta que se escucharon por la radio las temidas palabras:

- Lo he perdido. No tengo visual.

Horacio maldijo en voz alta mientras reducía la velocidad al entrar en aquella zona residencial. Una segunda voz, la del oficial al mando, se escuchó ahora a través del altavoz.

- Realizamos 10-33 por la zona, desactiven las acústicas.

- 10-4.

Mantuvo la radio encendida, atento por si alguno de los que patrullaban la zona daba el aviso de que habían vuelto a encontrarlo, y condujo despacio por la zona, volteándose para mirar en cada cruce en busca de algún atisbo del coche que estaban buscando. A los pocos minutos se detuvo a un lado de la calzada y, con un suspiro pesado, apoyó la frente en el volante, cerrando los ojos durante un momento. Sabía que ya no lo iban a encontrar, y estaba demasiado cansado. No se había dado cuenta hasta entonces de que, entre tanto código 3, robos de vehículos y sus propias investigaciones, llevaba casi 24 horas sin dormir.

No pasó mucho tiempo hasta que las voces de los agentes volvieron a escucharse a través de la radio, desanimadas.

- Está bien, compañeros. Realizamos 10-8.

Winter sun | VolkacioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora