Behind you. (Anne-Gilbert)

Capítulo 3

Nunca creí que diría esto pero; Te amo, Sr Philips.

Anne está enferma y no puede ir a por los deberes, así que quien mejor que el chico más inteligente de la clase para enseñarle.

Y no es por echarme flores, pero si, es cierto. Tengo matrícula de honor, algo en lo que compito con la chica que me gusta, así que creo que me odia un poco por eso.

Aún así, cabeza alta, Blythe.

Llamo a la puerta de Green Gables y es la señorita Marilla la que me abre con una sonrisa, para después formar una O con su boca en sorpresa,—Oh, hola Gilbert. ¿Que te trae por aquí?

—Venía a dejarle los deberes a Anne, y de paso explicarle un poco de...—Anatomía,—Computación y administración. Él Sr. Philips quiere que estudiemos duro para este examen.

Asiente,—Genial, pero ten cuidado. Anne tiene un catarro algo fuerte y puede contagiarte.

Aún así, ser contagiado por ella sería un privilegio.

Me trago mis palabras y asiento para adentrarme en la casa. Subo las escaleras y me encuentro con tres puertas. Distingo la de Anne a kilómetros.

Es de madera blanca, con flores colgadas y una A en el medio. Además de que pone un cartel en rojo diciendo "Si entras sin permiso puedes llevarte una paliza a menos que seas Marilla y Matthew, quedas avisad@"

Pero yo, que soy masoquista, entro sin llamar.

—Anne.—Digo abriendo la puerta,—Anne, ¿estás...?

No puedo seguir que noto el impacto de algo duro contra mi mejilla. Cuando abro los ojos me la encuentro tapándose con una toalla y con una enciclopedia en la mano.

—Lo sient...

—¡SAL DE MI CUARTO, AHORA!—Grita y yo salgo disparado por la puerta.

Ahora lo sé;

Está loquita por mí.

Ese golpe estaba lleno de emociones, sentimientos. Tengo que darle su tiempo para que se vaya haciendo a la idea de que soy su futuro marido y padre de siete hijos.

Cuando abre la puerta de nuevo, con una camiseta larga que le llega hasta los muslos coge todos los libros de mi mano y me cierra la puerta en las narices.

—Anne, pero el Sr. Philips dijo que...

—¡Lárgate!

Y con mi orgullo pisado, y la cabeza baja salgo de Green Gables despidiéndome de Marilla.

Bueno, otro día será.