Era el día de su boda y no se sentía feliz, se casaría con una mujer linda e inteligente pero no estaba satisfecho con ello, pasaría el resto de su vida con una dulce esposa, pero no quería eso. Se sentía devastado, solo, impotente. Sanji se miró al espejo, con un traje blanco fino, no se veía nada mal. Intentó sonreír pensando que así podría cambiar su manera de pensar, de sentirse miserable e idiota.
Pero incluso en el espejo se veían sus ojeras, sus ojos hinchados y su cabello descuidado. No tenía ganas de vivir siquiera. ¿Podré ser feliz junto a alguien que no amo?
Amor, ¿Qué era el amor? Su madre había muerto por amor, y él había dejado libre a su mejor amigo por esa misma razón.
El rubio miró por la ventana hacia el mar que se distinguía en el horizonte, diferentes tonos de azul mezclándose con las blancas y esponjosas nubes.
—Si uno escapa, al menos sentiré que lo que hago no es en vano. —Se dijo.
Para ese entonces Zoro ya debía haber partido. Después de la carta que él envió no recibió respuesta, o el marimo se había enojado o había huido tal y como se lo pidió. No importaba, sólo era cuestión de unos días para que pudiese olvidarlo por completo. Al fin y al cabo lo que habían vivido no era más que un juego de niños, recuerdos infantiles en los que Sanji pudo crecer y superarse, pero no esperaba más.
Sujetó un ramillete y suspiró, los invitados ya debían estar en sus lugares, en tres campanadas llegaría su hora de arribar, de unir su vida joven en matrimonio.
La puerta se abrió lentamente poniéndolo alerta, segundos después Reiju entró a la habitación, portaba un vestido púrpura, se veía linda.
—¿Estás listo? —Preguntó su hermana al momento que se acercaba y le acomodaba el moño alrededor del cuello.
—Así es —Respondió cerrando los ojos.
—Sanji. —Lo miró a los ojos, queriendo atravesar hasta su alma, suplicando ver un poco de determinación y ganas de renunciar a ser un Vinsmoke, pero no lo encontró. El rubio se había resignado.— ¿Estás seguro que quieres hacer esto?
—¿Tengo opción?
—Sí la tienes.
Sanji escuchó una voz que no reconocía, jamás había escuchado aquel tono, y sin embargo lo sentía familiar. Levantó la mirada hacia el umbral de la puerta y casi se echó a llorar con lo que tenía frente a sus ojos. Zoro estaba ahí, de pie, un poco diferente de lo que recordaba, pero en esencia la misma, su compañero.
—¡Idiota! ¿A qué has venido? —Reclamó el rubio.
—¡A salvar tu trasero, estúpido!
—¡No te he pedido tal cosa!
—¿Cómo lo harías? ¡Eres tan imbécil que jamás dirías que me necesitas!
Con cada insulto se aproximaban al otro.
—¡Es porque no te necesito! Me voy a casar y no contigo, así que vete, que seré feliz con una chica.
—No sabes mentir.
Sus rostros casi se tocaban.
Roronoa no lo pensó dos veces y en cuestión de segundos sus brazos habían rodeado el delgado y fino cuerpo del rubio. Sanji se sentía enojado, lo que menos quería era que Zoro saliera herido por su culpa, y sin embargo, la sensación de tenerlo de vuelta, de que éste lo rodeara y le transmitiera su calor era suficiente para hacerlo rendirse, para caer y que sus ganas de vivir tan solo para verlo más tiempo.
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« Pequeñas promesas » [ZoSan]
FanfictionEn un universo alterno, la terrible infancia de Sanji recibe un pequeño y verde rayo de esperanza. La historia de ambos en busca de la libertad y el amor. ⟩Historia corta ⟩Basada en una serie de dibujos de la artista @nori ⟩La historia es chico x c...