I - Cuando Nos Conocimos

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Capítulo 1 

Cuando nos conocimos

— Deberías hacer eso de nuevo… — Habla primero un chico de cabello púrpura, portaba una venda sobre sus ojos, ocultándolos, y Ahmya se preguntaba cómo es que veía bien. La pregunta parecía ir dirigida hacia ella, lo cual le hace bufar, suponiendo que se refería a asesinar como lo hizo en el laboratorio.

— No voy a matar otra vez… solo fue para defendernos… — Le responde Ahmya, nuevamente con su actitud totalmente fría e indiferente.

Todo lo contrario a aquel chico, el cual portaba una sonrisa burlona, afilada, que hace estremecer levemente a Ahmya. El nombre de aquel chico era Kenshin Ishida, de veintiún años, y desde que tiene memoria se dedica a huir de todo lo que le pone en peligro. Al tener casi siempre la venda sobre sus ojos, le fue algo difícil defenderse cuando le fueron a buscar al apartamento donde se estaba quedando, robado por supuesto, y cuando recuperó los sentidos, menos la vista, ya se encontraba atado a la pared. Ahora, sabía que estaba en algún tipo de pantano, o al menos cerca de agua, probablemente a la orilla de un lago, pero no quería quitarse la venda para comprobar, no quería asustarlos, casi nadie soporta ver sus inusuales ojos.

— Por ahora descansemos… parecemos todos exhaustos, y a algunos aún nos queda el efecto de la droga… — Habla esta vez un chico pálido, de estatura promedio y cabello azabache recogido en una coleta baja. Este mismo personaje se va a sentar, era serio, pero había algo cálido en él que hace que Ahmya sea la primera en moverse y sentarse a su lado, ambos en piedras alejadas de la orilla.

Hamu y Hiromi no tardan en seguirlos, sentándose ambas bastante juntas sobre la raíz de un árbol en el límite del bosque. A Kenshin es al único que le toca sentarse en el suelo, y aunque hubiera un lugar para sentarse no podía ver muy bien con aquellas vendas, simplemente sigue el ruido de los pasos del resto y se sienta cerca, con cuidado, tanteando el suelo.

— Supongo que nos conviene quedarnos juntos por ahora.. Probablemente nos sigan buscando… — Vuelve a hablar aquel chico de cabello negro, parecia ser el más amabole, o eso pensaba Ahmya. El chico había sido secuestrado mientras salía en una de sus típicas caminatas nocturnas sin rumbo, y siguiendo a un pequeño gato color blanco a un callejón ahí fue drogado y abducido — Creo que deberíamos presentarnos ¿No? Yo me llamo… o más bien, mi apodo es Yami Aku y tengo 23 años… 

— Soy… Soy Ahmya Igarashi y tengo 20 años… — La voz de la chica era algo profunda, y se corta al final, lo cual hace que Kenshin levante la mirada.

— Yo soy Kenshin Ishida, tengo 21… ¿Eres hombre, Ahmya? Suenas como uno… — Murmura Kenshin en tono de broma, como había hablado siempre hasta ahora, se preguntaba si tal vez así era su voz, una simple curiosidad, pero el ambiente se tornó tenso realmente rápido, pues Ahmya no se esperaba aquella pregunta, o tal vez si, pero con más tacto.

— No… Yo… Nací como un hombre… Pero soy mujer, soy Ahmya… Por favor no me digas que parezco un hombre otra vez… — La chica mira al de cabello púrpura, el cual había borrado su sonrisa, y pronto le oye murmurar un “Lo siento” — Está bien…

— Yo soy Hiromi Kaneko… Tengo 19 años… — Murmura la chica rubia al ver que todo aún seguía algo incómodo — Gracias por salvarme… Ahmya… En el laboratorio, de verdad no pude hacer nada, estaba paralizada…

— Tu nos transportaste… Gracias a ti salimos, y a ella, que cortó la luz — Ahmya le contesta a Hiromi y luego se gira a la chica de mirada fría, casi como la suya, esperando que se presente.

— Soy Hamu Amaki, 18. — Murmura la tierna chica, sin agregar nada más, no parecía ser alguien de muchas palabras, ni tampoco gestos. 

Yami observa a las cuatro personas a su alrededor, tratando de notar sus intenciones. El más sospechoso era Kenshin, pero al inspeccionarlo más, solamente parecía ser un chico bromista sin mucho filtro, por lo menos se había disculpado. No sabía que pasaría ahora con ellos, se acercaba el invierno y volver a separarse e ir cada uno por su lado era peligroso, la ciudad ya no era segura pero ¿Como iban a resguardarse en el bosque?

— Creo que no deberíamos separarnos… No querría pasar por aquello de nuevo, sinceramente, lo de ser secuestrado — Esta vez es arrancado de sus pensamientos por la voz de Kenshin, quien , podía notar Yami, estaba algo inseguro, y sus palabras parecían casi como una súplica para quedarse juntos. Yami debe contener una sonrisa ante aquello, por alguna razón le había parecido tierno.

— Coincido… Todos parecemos tener una habilidad especial ¿No? Y nos buscan por eso, creo que sería mejor protegernos entre todos a partir de ahora, de todas formas ninguno parece tener un lugar al que volver — Esta vez habla Hiromi, quien desde hacía un rato estaba viendo las vendas de Kenshin, las que cubrían sus ojos, probablemente preguntándose por qué las usaba. — Por suerte aún no es invierno, podemos estar algunos días viajando dentro del bosque en alguna dirección fijada, descansando cada algunas horas, hasta que alcancemos finalmente algún pueblo o ciudad, y cuando sea el momento de escapar lo hacemos… 

— Bien… Entonces por ahora descansemos, está oscuro y probablemente no estemos en la mejor condición física como para movernos… Mañana ya veremos que hacer… — Finalmente habla Yami, quien había estado demasiado concentrado pensando en alternativas, no le agradaba la idea de estar mucho en el bosque, o al menos no en el suelo húmedo. 

De repente, sienten unos pasos livianos detrás de ellos. Todos se tensan y se ponen en posición de defensa, pensando que sería alguien, menos Kenshin, quien se trata de parar de forma algo torpe, mirando hacia el lugar de donde provenía el sonido. De entre los arbustos sale un pequeño ¿Animal? Tenía apariencia de gato, pero una fina aura de color negro parecia rodearle, y poseía pequeños cuernos, ojos vacios y colmillos extrañamente grandes. 

— ¿Hikari? — Kenshin pronuncia un nombre y vuelve a agacharse, alargando la mano lentamente, esperando tocar el pelaje del “Gato”, ya que no podía ver muy bien, lo hacía a ciegas. El animal se acerca y frota su cabeza contra la mano de Kenshin, quien al parecer había sabido que era su mascota diabólica por el ruido de los pasos. 

Kenshin, piensa Yami, lleva esos vendajes por alguna razón, y no se puede sentar muy bien ni correr ni saltar, debido a que no ve, pero parece guiarse bien en el espacio y saber reconocer sonidos con bastante destreza. No le preguntaría ahora, pero seguramente no fuera una herida lo que hiciera que vendas le cubrieran los ojos, si no una característica de él o alguna inseguridad. Sin embargo, Yami no era entrometido, y prefería ayudar a la persona de lejos hasta que confiaran en él y le contaran, o no.

—  Lamento que les asustara… es solamente mi mascota, Hikari… Al parecer me siguió hasta aquí. 

El aparente gato se separa de su dueño y comienza a recorrer al resto de jóvenes con la mirada, parecía estar leyendoles la mente, como si supiera todo con apenas un segundo cruzando miradas. Finalmente para frente a Ahmya, ronroneando y frotándose entre sus piernas, era una imagen bastante adorable. Ahmya se agacha y acaricia la pequeña cabeza del animal, entre los dos pequeños cuernos que se asemejan a los de la chica, tal vez por eso se llevaban tan bien.

— Parece que Hikari se lleva bien con Ahmya… — Le susurra Yami a Kenshin, acercándose hasta él para tomar su mano y ayudarle a levantarse. Kenshin sonríe ante la acción de Yami, y también sus palabras, su gato no era de llevarse bien con la gente, pero parecía tolerar a todos ellos, más a Ahmya. 

Inesperadamente, Kenshin alarga sus manos hasta su cara y comienza a desenvolver las vendas que impedían que el resto viera sus ojos. Finalmente pudiendo ver, sonríe aún más grande ante las vistas, Ahmya era alta pero de pequeña compostura, y parecía aún más pequeña agachada, mimando a Hikari. Mira a su lado, hacia Yami, y recibe una sonrisa a cambio, lo cual le hace sentirse más seguro, tal vez no usaría sus vendas tanto alrededor de ellos. 


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⏰ Última actualización: Oct 23, 2020 ⏰

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