DESAHOGO (INTENABO).

Privado.

Había pasado la jornada cabreado, era eso lo que le provocaba tener a Gustabo cerca desde que fue consiente de su atracción por él y con cada día que pasaba entre peleas y gritos no hacía más que acumular su frustración, una que aún no lograba descargar.

Subió a su auto y se dirigió hacia el Vanilla, definitivamente necesitaba tomar algo muy fuerte porque toda la situación empezaba a sobrepasarle.

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Gustabo o Fred como le conocían en el establecimiento había terminado de vestirse, no usaba camisa, llevaba un mini short negro que le hacía muy buen culo, una pajarita negra y la mascara de esa noche era blanca.

Los viernes para Fred eran moviditos, esa noche dentro de media hora tenía un cliente y cuando era así no solía pasearse por las instalaciones porque le molestaba tener que tratar con tipos pesados que no entendían que ya estaba ocupado y no podría atenderles, pero ese día había discutido con Conway y le había dejado muy cabreado, iba necesitar una copa para relajar los animos.

- No es posible que te guste menudo gilipollas. - se dijo así mismo.

Tomó su mascara, se la puso y se dirigió hacia la barra para pedir algo de beber, lo necesitaba para empezar la noche y olvidarse del cabronazo de Jack.

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Conway acababa de llegar, se habia sentando en la primer mesa que vió y nada más hacerlo ya tenía a una mujer hablándole al oído.

- ¿Quieres compañía, Guapo? - Le dijo endulzado la voz. Que asco.

- Quiero que te vayas a tomar por culo. - Respondió apartándose de ella.

- ¿Pero por qué ese geniesito, corazón? Mira que la podemos pasar muuuy bien, te hago lo que quieras, tú solo pide.

- No estoy muy católico hoy, así que por favor, vete a la mierda de una puta vez. - Al final terminaría saliendo más estresado de aquel lugar.

Suspiró.

- No busco compañía. Solo quiero tomarme unos tragos, que la música no me deje escuchar mis pensamiento y luego irme a lamentar a mi casa. - Trató de suavizar su voz pero seguia siendo igual de cortante.

Entonces lo vió.

Aquel chico le recordaba al causante  de sus problemas. Quedó hipnotizado al verle con tan poca ropa y ver el caminadito tan coqueto con el que se movía por el lugar. Era imposible que fuese Gustabo pero el parecido era importante.

La mujer estaba por irse resignada cuando Conway le volvió a llamar.

- Hey, muñeca. ¿Quien es el rubito de allí? - Preguntó sin quitarle la mirada a Fred

- Se llama Fred, no lleva mucho trabajando aquí, por lo que dice llegó hace muy poco a la ciudad pero es un santurron, no vas a conseguir mucho con él, lo único que hace es bailar y no deja que le toquen. No sé porque los clientes lo piden tanto. - Habló con clara envidia y asco en su voz.

- Quiero un privado con él.

- No está disponible, los viernes a esta hora suele venir el mismo cliente y siempre le atiende. Yo en cambio estoy libre y te dejo tocar todo lo que quieras. - Dijo colocándose detrás y pasando sus manos por los hombros del Superintendente.

- Me importa una mierda, Soy el puto superintendente de la ciudad y quiero un privado con el rubio de allá o de lo contrario les cierro el puto lugar.

- ok, ok. Él atiende en el privado del fondo, puede ir y ya se lo hago llegar. - Le dijo con una sonrisa falsa.

- Perfecto - Se levantó de la mesa con el vaso de vodka y se dirigió hacia la parte trasera del escenario donde se encontraban los privados.

Los últimos eran los más "exclusivos" eran más grandes y tenían una mini tarima en la que se podía bailar. La luz del lugar permanecía tenue y en parte eso lo agradecía. Nunca hacía este tipo de cosas pero aquel chico despertó una gran curiosidad en él.

Conway se sentó con el trago en su mano y espero a que el chico llegara.

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- Que no, coño. Hoy viene Armando y no pienso dejarle plantando porque un gilipollas le salió de los cojones que lo atienda ya. - Habló Gustabo molesto.

- No tienes opción, mueve el culo y lo atiendes. El tipo de allá es uno de los más importantes de la ciudad y no vas a dejarlo por un simple mecánico. Además son órdenes de arriba no tienes opción.

- ¿Donde está? - Preguntó sin ganas.

- Ya está en tu privado. Ten, lleva una botella de vodka, es lo que estaba tomando.

- ¿Al menos sabe que no voy a dejar que me toque y que no hago pajitas? - Agarró la botella de vodka.

- Sí sí, ve rápido.

No podía irle peor, primero el idiota de su jefe y ahora este tipo que se cree un puto mafioso exigiendo ser atendido por él.

Aun así caminó hacia el privado con curiosidad, quería saber quién era él que se había encaprichado con que le atendiera. Al llegar tomó aire, puso una falsa sonrisa coqueta y se preparó mentalmente.

Entonces corrió la cortina y le vió.

Sentía que su corazón se le iba salir, tenía ganas de echar a correr o que la tierra se abriera en ese momento para tragarlo. Parpadeo varias veces creyendo que lo estaba imaginando y al darse cuenta que no era así, empezó a sentir ganas de vomitar.

De todas las personas de la puta ciudad tenía que ser él. ¿Cómo coño iba a bailarle si sentía que las piernas no le respondían?.

Lo siento si es un asco, trataré de actualizar seguido ♡.