DESAHOGO (INTENABO).

Necesidad

Sabía muy bien qué estaba haciendo esa noche ahí y sabía perfectamente a qué persona quería ver, así que sin perder tiempo se acercó a uno de los empleados del lugar pero antes de que pudiera abrir la boca para decirle algo, lo vió.

Esta noche su vestimenta era aún más sexy que la anterior, tenía un falda rosa, un crop top blanco y su máscara era del mismo color. Se encontraba sentado sobre Armando, el jefe de mecánicos y por un momento, el que Fred se pareciera a Gustabo o que él quisiera ver a Gustabo en ese chico, provoco que toda esa escena le hiciera sentir molesto.

Sintió el impulso de ir hasta allí y partirle la cara al mecánico de quinta con el que estaba ¿Pero por qué?.

Retomó a lo que iba justo antes de encontrarse con esa imágen, se plantó frente al empleado y le ordenó.

- Tú, Anormal, quiero un privado con Fred. Anda y le avisas.

- No podrá atenderlo, al menos no esta noche - habló mientras terminaba de recoger algunos vasos de una mesa.

- Me importa una mierda, ve y avísale.

- Fred ahora mismo se encuentra con un cliente y juzgando por experiencias pasadas, no termiran pronto.

Las noches en las que Armando iba a verle eran las mejores para Fred, el tipo era muy agradable, nada que ver con los tipejos que solían llegar, además, Armando era diferente, él tenía sentimientos por Fred y ya se había planteado más de una vez, darse una oportunidad con él pero el corazón sabe lo que quiere y en este caso el de Fred o mejor dicho, el de Gustabo, sabía perfectamente a quién quería.

Le quitó de la boca el cigarro al Jefe y se lo puso en boca para dar una calada, al girar la cabeza para botar el humo, le vió, su corazón dió un brinco, sentía que se le iba el aire y no tenía claro qué hacer.

- ¿Súper? - se le escapó por lo bajo a Fred.

-¿Cómo? - se percató Armando.

Miró en la dirección que veía Fred y lo encontró al parecer, discutiendo con un camarero.

-Joder, no sabía que le iban este tipo de lugares.

-¿Eh?.. no, ni... Ni yo - dijo a trompicones. - ¿Y si pasamos ya al privado?.

Conway ya cabreado por toda la situación, estaba por ir él mismo y exigir su privado cuando frente a él pasaban los dos, Fred lo guiaba tomado de la mano hacia los privados y el superintendente involuntariamente apretó el puño, su paciencia se había agotado y cuando iba camino a ellos escuchó una voz detrás.

- ¿Conway?.

Paró en seco y se giró.

- ¿Qué coño haces aquí, Volkov?.

- Venía a tomar algo, últimamente hay mucho caos en comisaría y necesitaba algo más que el trabajo y mi apartamento, ¿Pero y usted?.

- Lo mismo, estoy hasta la polla de todo, tengo que estar detrás de los alumnos todo el puto día o se disparan entre ellos en medio de un atraco - no era del todo mentira, cansado de esa situación sí estaba pero no era el motivo de su presencia allí.

- ¿Entonces nos tomamos unas, conway? ¿Qué tal un poco de vodka?.

- No. Yo ya terminé aquí, me piro. - el que hubiese visto a Fred con ese hombre, hizo que sintiera unas ganas enormes de estar con Gustabo, necesitaba salir de ese lugar, conducir hasta su apartamento y pensar una excusa para lograr que el rubio fuera.

Subió a su auto, tomó su móvil y buscó el contacto "Gustabin" .

Gustabo estaba en medio de un baile cuando sintió su móvil en el borde de la falda vibrar. Estuvo a nada de pasar de el pero a esa hora sólo podía ser Horacio y podría ser urgente, así que revisó.

Super.

Ha surgido algo importante, te espero en mi apartamento. No tardes.

Gustabin

Estoy algo ocupado ¿No puede esperar a mañana, conway?.

Super.

¿Importante a esta hora? ¿Estás con tu noviecita?.

Gustabin.

:P

Conway podía sentir como se le calentaba la cabeza, la imagen mental que había formado no le gustaba para nada y menos luego de lo sucedido en el vanilla. Ahora mismo sus emociones no estaban bajo control y sabía que ver a Gustabo así podría hacerle cometer estupideces, pero su cordura tampoco estaba en buen estado, así que nada en él le detendría.

Super.

Vienes o voy. Tú decides.

Gustabin.

Voy papu

Suspiró, sintió una oleada de satisfacción por lograr que dejara de hacer lo que que estaba haciendo, o mejor aún, que dejara a la persona con la que estaba y viniese a verlo; luego sintió dudas y su corazón latir de manera errónea.

"No hay vuelta atrás, esta noche saltas sí o sí al abismo"  y estaba seguro que no tenía tiempo de ir por un paracaídas.