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Isabella Rodríguez
—Epale ¿cómo está mi arabe favorito?—le llego por detrás a Mena mientras lo abrazo, es que se ha convertido en alto panita, es menos pajuo que los árabes que yo conocí en Venezuela.
—Todo muy bien, Isa ¿y tú?.
—Bueno, ayer casi me mato, pero no me morí—no me vuelvo a montar en una rueda de la fortuna ¡jamás! Esas vainas son del diablo—así que por ahora todo Guaidó, vamos bien.
Y qué vamos bien, bien mal.
Ayer luego de "el momento" que ocurrió en la rueda de la fortuna con Tom llegamos a casa y no llovió chama, la sequía de punto Fijo me sigue, porque hasta donde yo se en Londres siempre llueve y desde que yo llegue lo único que veo son nubes, más ni una gota.
Y bueno, hablando sobre "el momento" decidí reprimir ese recuerdo, desde que salimos de la rueda y se me pasó el susto no hablé sobre eso más y si Tom mencionaba algo yo me hacía la loca y cambiaba el tema rapidito. Se preguntarán ¿por qué? Les explico.
No hay persona en esta vida que se ilusione mas rápido que esta que está aquí, es triste pero es cierto, ya me pueden cachetear.
Todos lo supimos desde que en cuarto grado me "enamoré" de Juan, el carajito era bello y cuando me prestó su sacapuntas un día yo juraba que el me amaba y nos íbamos a casar.
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Así que por mi salud mental he decidido dejar ese momento en lo que fue, un momento y ya. Tom es mi Crush, lo acepto, lo es desde que lo vi todo papi siendo Spiderman, pero hay que ser realistas, su rutina es estar rodeado de cámaras junto a actrices y modelos, yo soy solo una venezolana equis, ni si quiera soy una venezolana relevante, que te puedo decir. Así que para no ilusionarme cuando es obvio que terminaré con el kokoro roto por gafa es mejor hacer como que nunca pasó nada y no darle vueltas al asunto.
