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Cada mañana, la señora Song solía salir muy temprano directo a su trabajo, no sin antes dejar las instrucciones del día para su especial y no tan pequeña hija

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Cada mañana, la señora Song solía salir muy temprano directo a su trabajo, no sin antes dejar las instrucciones del día para su especial y no tan pequeña hija.

A eso de las diez de la mañana, Yuqi se levantó con los músculos tiesos por la incómoda posición que le otorgaba el sillón.

Todo sea porque el moreno descansara.

—No sé por qué me preocupo por ti, Yukhei de mi cerebro, no eres real.— habló removiéndose aún en el sillón —Seguramente mi madre se preguntó en la mañana por qué yo estaba dormida aquí y no en mi cómoda cama, que de seguro está vacía.

Yuqi se desperezó y desayunó lo que la señora Song le había preparado.

La vida de la joven pelinegra era sencilla y aburrida. No tenía mucho de que preocuparse, nada de trabajo, ni de estudio. Había terminado virtualmente los últimos años de instituto, justamente años en donde sus crisis eran más fuertes.

A causa de ello, su madre y el grupo de especialistas que llevaban su caso habían acordado que Yuqi no iría a la universidad, incluso contradiciendo sus deseos fervientes de estudiar botánica.

El estado le daba a la madre de la joven un subsidio, incluso cuando este hacía sentir mal a la misma. "No estoy discapacitada"  "Tampoco soy un veterano de guerra".

Yukhei apareció de repente detrás suyo, logrando que la pelinegra soltara un grito desde lo más profundo de su garganta.

—Vaya manía de asustarme.— soltó agitada.

—Tengo mucha hambre.— comentó, ignorando la queja de la contraria.

—Ya he desayunado, Yukhei. No sé qué te daré de comer.

Las porciones de comida siempre eran controladas. Ni mucho de esto ni mucho de aquello.

Aliméntame.

Yuqi sentía la responsabilidad de hacerse cargo del chico, como si fuese un perrito del cual debía cuidar.

Hurgó en la alacena y encontró un pan, que le ofreció al moreno  junto a un café, cosas que él aceptó sin chistar.

Tras comer, Yukhei pidió prestado el baño y se dio una ducha. Parecía ser más inteligente de lo que Song había creído la noche anterior.

—Este... Mmm... Microngas... micro-microondas. ¿Es peligroso?— preguntó Yukhei mientras se ponía la toalla en el cabello.

—No.— respondió rápidamente, retractándose. —Bueno, mamá no me deja acercarme mucho a él. Dice que le salen ondas o algo, y eso le da cuerda a la esquizofrenia, no debemos darle cuerda a la esquizofrenia.— Yukhei asintió sin comprender realmente.

—¿Esquizofrenia? ¿Sientes personas caminando detrás de ti cuando en realidad no hay nadie?— la miró profundamente, cuestionando. —Mi padre solía decir eso de la esquizofrenia.

—Bueno, para ilustrarte, te siento a ti. Yo te veo, hablo contigo e incluso puedo llegar a sentirte físicamente, pero tú no eres real.

Yukhei asintió nuevamente, con una leve duda.

—Pero yo soy real.— afirmó. —Soy real.

 —Soy real

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produkt der phantasie | song yuqi & wong yukhei [adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora