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— Vamos ¡Uno, dos, tres, cuatro!

La unidad de baile preparaba la coreografía para prontamente enseñarla a las demás unidades y poder presentarlas en el tan ansiado comeback que se acercaba al pasar las semanas.

No era para ellos difícil acoplarse, pero algo había mal en el chino menor, causando la preocupación en sus compañeros. Especialmente en Soonyoung.

— Ming hyung ¿Te sientes bien? —preguntó el pequeño Chan, luego de ver cómo el contrario perdía el equilibrio por un momento.

— S-sí, estoy bien; algo cansado —respondió agitadamente. No quería preocupar a su equipo, pero en realidad se sentía mareado.

Al parecer, ninguno le creyó, porque vio a Soonyoung acercarse rápidamente y tocarle la frente.

— ¡Dios, Minghao! Estás ardiendo en fiebre... Debemos llevarte al hospital —Soonyoung estuvo a punto de cargar al contrario, cuando este lo detuvo.

— N-no se preocupe hyung. S-sólo volveré a la casa y descansaré.

El menor de los chinos se despidió en un susurro y se dirigió fuera del lugar; casi de inmediato se escuchó un auto partir y supusieron que sería el que llevaba a Minghao. Ninguno de los que quedaban en la sala pudieron seguir practicando por la preocupación, así que de igual manera, se dirigieron a casa.

Llegaron en silencio y preguntaron por Minghao.

— Está durmiendo en su habitación —respondió Jeonghan sentado desde el sillón mientras leía un libro,— Hace poco pudo concebir el sueño, se estaba quej-...

Jeonghan no pudo continuar, porque Soonyoung pasó directo a la habitación del menor y entró lentamente, mirándolo dormir y sintiéndose más calmado.

Se sentó cerca del menor y acarició con cuidado su rostro, quitándole el cabello que le molestaba.

— Ahora sí, mañana lo haré. Por ahora, debes descansar...

Antes de retirarse, dejó delicadamente un girasol sobre el velador al lado de la cama y así, salió de la habitación.


Entre Flores y Danzas | Soonhao ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora