Eyes on You《ChanBaek》

Parte 8

Hoy era uno de esos días en los que optaban por los silenciosos y vacíos pasillos de la escuela.

Con su mano libre, Baekhyun tocó su mejilla con dedos manchados de grafito y acercó su rostro.

Sus labios se encontraron en un beso rápido, pero cargado de pasión. No pudo evitarlo, se impresionó tanto como la primera vez.

Baekhyun se lamió los labios al separarse y fijó esos increíbles ojos en él.

—Cielos, cómo amo tus ojos —admitió Chanyeol.

—Y yo los tuyos —dijo Baekhyun.

Y como si fuera capaz de oír cosas que Chanyeol no podía, se separó de golpe y se levantó, comenzando a alejarse al mismo tiempo que una alta figura venía caminando desde el pasillo opuesto. Chanyeol reconoció en seguida a Zitao, con un cigarrillo entre los labios y las manos metidas en los bolsillos.

Se topó con Baekhyun a medio camino y se detuvo, liberando una mano para tomar su cigarrillo y poder aventar el humo en la cara de Baekhyun. Este simplemente lo ignoró y siguió su camino.

Cuando Zitao se lamió los labios, Chanyeol notó que se había puesto un piercing en la lengua.

Zitao volvió a caminar y esta vez se fue a la salida principal sin contratiempos.

—¿Qué estás mirando? —preguntó mientras pasaba a su lado, notando que Chanyeol lo seguía viendo.

—Nada —se apresuró a contestar.

Cuando Zitao finalmente se fue y Chanyeol pudo respirar de nuevo con normalidad, levantó la hoja que Baekhyun le había dejado en esta ocasión.

Esta vez lo había dibujado al momento, pero solo había hecho sus ojos. Chanyeol ni siquiera tenía una cabeza, solo un par de ojos que Chanyeol sabía muy bien que eran los suyos.

¿Así era como Baekhyun lo miraba? Ni él mismo se reconocía.

Cuando el sonido de pisadas desvió su atención del dibujo de Baekhyun, Chanyeol se levantó, viendo al prefecto Yifan aparecer por el pasillo, que luchaba por abotonar correctamente su camisa.

Se detuvo cuando vio a Chanyeol ahí de pie.

—¿Q-qué haces aquí, Park? Las clases terminaron hace ya mucho tiempo. Vete a casa.

—Eso haré. —Con una rápida venia, se dispuso a cumplir con su palabra e irse.

Porque él no había visto nada. Nada en absoluto.