❝𝑻 𝑨 𝑳 𝑲 𝑨 𝑩 𝑶 𝑼 𝑻: OO3❞

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— ¡Maldición, HyunJin!— SeungMin se quejó sosteniendo al de pecas— Minho va a matarme— el estrés se reflejo en su cara, como el miedo. Se supone que había quedado responsablemente a cargo del menor, pero había dejado que el imbécil de Hwang lo emborrachara de a poco.

El contrario soltó una carcajada.

— No me eches la culpa Minnie. Yo no sabía que era tan intolerante al alcohol— tomó un sorbo a la cerveza en sus manos, después se formó una mueca desagrado al sentir su sabor amargo— que asco— saco su lengua tratando de quitarse el sabor.

Felix abrió levemente sus ojos, HyunJin estaba enfrente de él. Justamente era la única persona en su campo de visión que no estaba borrosa, sonrió bobamente. De una manera tan floja similar a cuál borracho era en esos instantes.

— ¿Felix?— SeungMin lo llamó en cuánto notó que sus ojos estaban abiertos— vamos Lix, te llevaré a casa— el de pecas negó, soltándose del agarre del menor para intentar dar un paso hacia Hwang, sin embargo sus piernas estaban demasiado dormidas como para entender su propia función, cayó de una vez cuando sus rodillas se doblaron.

El pelirrosa lo tomó suavemente por su cintura antes que cayera directamente contra el suelo. Felix dió un suave saltito.

— No bonito, el suelo no es lugar para tí— rápidamente lo levantó, sentandolo entre sus piernas mientras la cabeza del menor caía contra su pecho, todo en Felix se tensó hasta que su ser entero se coloreo de un rojo intenso que aumentaba aún más de lo común debido a su poco sentido sobrio.

— ¡HyunJin, basta!— SeungMin le gritó con clara molestia— ¡Déjalo en paz!

— Pero, ¿Él está bastante cómodo en mis brazos, sabes?— Kim observó al menor, quién sí estaba bastante calmado en el regazo del mayor. Felix se aferraba débilmente a la camiseta de Hwang, restregando su mejilla contra el caliente pecho ajeno, murmurando algo que claramente no era nada comprensible.

— HyunJin— murmuró suavemente el menor, jalando levemente la camiseta del pelirrosa.

— ¿Pasa algo, bonito?— sonrió con labia.

— ¿Quieres bailar? Te lo debo por el vino.

— No le debes nada Lix. Es parte de su asqueroso plan para aprovecharse de ti— SeungMin lo miró mal.

— Nunca le haría nada sin su consentimiento, tampoco soy alguien que usa la fuerza— habló con tranquilidad—, adelante bonito, bailemos.

Sin decir nada más, ayudando a qué Felix se mantuviera en pie ambos se dirigieron a la pista de baile, HyunJin tomo las caderas del de pecas para pegarlas con su torso, el de pecas soltó un suave jadeó. El menor se aferró al contrario pasando sus manos alrededor de su cuello, utilizando toda su fuerza para mantenerse de esa manera pegado al contrario.

Los movimientos de ambos empezaron. El menor movió suavemente su pelvis rozando el cuerpo del contrario, despertando de nuevo aquella lujuria que apenas había desaparecido, Hwang imitó sus movimientos.

SeungMin hizo una mueca de desagrado.

— ¿Están bailando o quieren tener sexo sin quitarse la ropa?— refunfuño mientras tomaba la cerveza que anteriormente había estado bebiendo HyunJin—. ¡Buah! Y esto está aún más asqueroso.

Sacudió su cabello con más estrés que antes.

HyunJin separó el cuerpo de Lix del suyo durante unos pocos segundos, sintieron como aquella pintura fluorescente caía sobre ello, pero al parecer a ninguno le importó. Sabía que el menor no tenía experiencia alguna respecto a un área sexual, puesto que cada una de sus reacciones se lo habían confirmado, aún así cuando bailaba pegado a su cuerpo lo hacía enloquecer con tortura.

Pegó levemente su miembro contra el trasero del menor, moviéndose únicamente de un lado a otro sin hacer algún otro roce más que un baile sin sentido, sus brazos abrazaban la menor. Estaba abrumado, Felix realmente era demasiado bonito.

El menor giro su cabeza levemente hacia un lado, quedando su respiración chocando con el cuello de HyunJin. Abrió su boca levemente para derretirse en los brazos del contrario.

Hwang en ese instante pensó, que obtendría la aprobación de Lee costará lo que costará. Que recorrería su cuerpo, lo haría derretirse mil veces en sus brazos si era necesario.

— Pronto serás mío, bonito.

Y esas eran las palabras que rondaban por la cabeza de Felix a la mañana siguiente.

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