AU: Sin quirk
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- Mis ojos duelen - Se quejó Midoriya
Shigaraki apagó la luz y cerró las cortinas de la habitación, solo dejando una pequeña lámpara prendida para no estar a obscuras.
Aunque no podía notarlo bien, sabía que su pareja tenía los ojos llorosos.
- Es hora de ir a la escuela, Toga y Dabi están esperando - Dijo Izuku para tomar su mochila
Naturalmente su casa no tenía mucha iluminación, solo lo necesario.
- Tus lentes - Tomura colocó las gafas oscuras al menor
Su pareja sufría de fotofobia, tenía una intolerancia anormal a la luz, por lo cual cuando salían de casa llevaba sus lentes.
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- Y así es como terminé en un basurero, borracha y con un perro siguiéndome - Terminó de contar Himiko
Los demás rieron por sus ocurrencias, al final llegaron juntos a la escuela como siempre.
Fueron a su salón para sentarse hasta atrás, donde nunca los veían bien y podían hacer su desastre. Dabi se la pasaba en su teléfono, Toga comiendo, Shigaraki durmiendo y Midoriya cuidando sus espaldas para que ningún profesor los descubra.
- Sigo preguntándome como nunca engordas - Comentó Touya al ver como la rubia sacaba mucha comida de su bolso
Este tenía el apodo de "Bolso Mágico" ya que era chico pero la chica se las arregla para meter demasiado alimento no saludable.
La clase comenzó, Touya le tomó foto al pizarrón para escribir más tarde, Himiko escribía mientras comía papitas, Tomura dormía plácidamente en el hombro de Izuku quien anotaba todo para pasárselo después al mayor.
Un día normal para todos.
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Su almuerzo era "normal" por así decirlo, siempre parecía un picnic. Cada semana se turnaban para llevar la comida para todos.
Dabi compraba comida y hacia pocas veces, la rubia llevaba de lugares de comida rápida, Shigaraki cocinaba, pero lo mejor era la comida casera de Izuku.
- Eso es pollo con ensalada - Sacó un recipiente de plástico junto a otros más - Eso es papas fritas con carne y aguacate, esto es un gran sandwich - Le entregó eso a la rubia - pescado y Katsudon, todavía debe de estar un poco caliente así que tienen que comer rápido antes de que se enfríe
- Eres un ángel - Dijo Toga empezando a comer
- Exageras - Sonrió apenado - Ah, y solo alcancé a traer refrescos
- Tu novio es una maravilla - Susurró Dabi a su amigo
- Y mío - Recalcó el peliceleste
Todos comían en las escaleras que daban a la azotea para no molestar al más pequeño. Querían evitar dolores de cabeza que su enfermedad le provocaba.
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Todos terminaron de comer, quedándose platicando o durmiendo.
Sonó la campana, obligando a la rubia y el pelinegro a levantarse.
- ¿No van a entrar a la siguiente clase? - Preguntó la chica
- No, Tomura no pudo dormir anoche asi que lo dejaré descansar, yo luego invento algo para que no nos regañen - Dijo Izuku acariciando los cabellos de su novio
Sus amigos se retiraron dejándolos solos, ellos estaban en una gran paz.
Midoriya revisaba algunas cosas en su teléfono, el cual tenía el brillo bajo, mientras mimaba a Tomura.
- Izuku - Llamó el mayor resiviendo un sonido de confusión - Tus lentes - Dijo el peliceleste
El pecoso entendió el mensaje y se retiró los lentes, no había mucha luz por lo que podía estar tranquilo.
Sus hermosos ojos esmeraldas quedaron a la vista, fue una de las primeras cosas que enamoro al mayor.
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Shigaraki iba a la enfermería por un dolor de cabeza, esperaba que lo dejarán regresar a su casa ya que no quería estar en la escuela.
Entró al lugar, notó que no estaba la enfermera así que fue a una camilla para recostarse, al abrir las cortinas de una vió a un peliverde ahí.
- Lo siento - Se disculpó inmediatamente, solo salió automáticamente
- No te preocupes - Respondió el contrario
Era el mismo chico de su clase, el que se la pasaba con unos lentes negros. Esta vez podía ver sus ojos, eran hermosos, un verde profundo y brillante.
El sonido de la puerta lo sacó de su ensoñación.
- Midoriya, aquí están otros lentes - Escuchó la voz de la enfermera acercándose - Ah, Shigaraki, ¿qué te trae por aquí? - Preguntó entregando las gafas obscuras al pecoso
- Mi cabeza duele - Dijo sin quitar los ojos del menor
- Gracias - Agradeció el peliverde colocándose los nuevos lentes
Los suyos habían sido rotos en educación física, tuvo que ir a conseguir otros rápidamente.
No se dió cuenta de la mirada del mayor y se retiró de la sala.
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De verdad amaba esos ojos, y en su interior estaba agradecido con esos lentes. Nadie más podía ver los ojos de su pequeño, el tenía esa hermosa vista para si mismo.
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