La Tormenta y el Sudor

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Años pasados deliciando los sentidos.
El cuerpo mimado con los ungüentos de las hadas.
De pura seda eran todos sus vestidos.
Las habitaciones sublimemente decoradas.

Hasta que un día hubo un cambio en su interior.
El corazón latiendo pide el fuego del amor.

¡Qué la piedra brote flores!
¡Que el agua se convierta en miel!
Por fin se ven mil colores.
Brilla como el sol toda su piel.

En el alma llega el verano con todo su calor .
Bajo el viejo sauco ella se sienta con languor.

Descubre emociones desconocidas.
Excitada, abierta y a la vez temerosa.
Un mordisco a las frutas prohibidas
Juega con las espinas de su espléndida rosa.

Se acerca la tormenta al ritmo del gran tambor.
Una gota de lluvia y un improviso tremor.

Un rayo sacude el árbol, la chica se asusta.
El salvaje centauro acude al rescate.
Con confianza se agarra a esta bestia robusta.
Sobre los dos el aguacero se abate.

En silencio bendicen la lluvia por limpiar su sudor.
La joven sonríe por la pérdida de su candor.

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