Nadie como tú

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Cumpliendo, un poco tarde, el challenge de @Catoso. 

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Valentina acomodó sus anteojos sobre el puente de su nariz mientras mordía su labio inferior y se removía incómoda en la silla que ocupaba frente a sus hermanas. El par de ojos azules frente a ella, que eran iguales a los suyos, la miraban expectantes. Giró su cabeza hacia la barra una vez más, un movimiento que había repetido incontables veces desde que habían llegado al bar un par de horas atrás. Era la quinta vez en un mes que visitaban ese lugar por insistencia de la propia Valentina. Y claro, aunque Emilia y Catalina se quejaban, no podían decirle que no.

Todo había comenzado un viernes, tal y como esa misma noche, cuando había sido llevada un poco contra su voluntad a ese mismo lugar, luego de haber decidido salir del closet con su familia. Bueno, lo que quedaba de ella, que eran sus hermanas gemelas.

Desde que sus padres habían muerto un par de años atrás, se habían vuelto incluso más inseparables de lo que ya eran. Vivían juntas, asistían a la misma universidad, compartían algunas clases, amigos, ropa. Todo menos, obviamente, sus parejas. Bueno, aunque en el caso de Emilia y Catalina algunas veces... en fin, compartían casi todo, a pesar de que eran muy diferentes.

Catalina, que era la mayor por tan solo unos segundos, había tomado el rol sin problemas. De alguna manera, las otras dos la sentían como su mamá. No porque fuera la más responsable o se hiciera cargo de todo, simplemente porque defendía a sus hermanas con uñas y dientes. Catalina era independiente y desinhibida, no permitía que nadie le diera qué hacer o cómo hacerlo, y tampoco a sus hermanitas, como ella las llamaba. Había sido la primera en aprender a caminar, ganadora de miles de medallas en diferentes deportes, la primera que había conseguido empleo para que pudieran vivir tranquilas. Sí, podía ser un poco sarcástica y fría a veces si no la conocías profundamente, incluso podía resultar un poco chocante. Pero una vez que lograbas entrar en confianza con ella, podía ser la persona más divertida del mundo.

Emilia, por su parte, era amiga de todos. No importaba en que circunstancia se encontrara, era capaz de entablar una conversación con cualquiera sobre cualquier cosa. Su mente era curiosa y le gustaba saber sobre todo y nada. Era un alma libre que jamás estaba quieta, y aunque le costaba un poco apegarse a las reglas del mundo real a causa de su mente soñadora, tenía a sus hermanas para regresarla de ese mundo de Yupi donde vivía, como le decía Cata. Y no importaba cuánto divagaba, siempre tenía una sonrisa para ofrecer y un hombro sobre el cual llorar cuando alguien más lo necesitaba.

Y Valentina. Valentina a veces se sentía completamente alejada de sus hermanas. No porque no tuviera un vínculo especial con ellas sino porque se sentía realmente diferente. Donde Catalina y Emilia eran seguras, confiadas y decididas, ella dudaba sobre todo, especialmente sobre ella misma. En parte, era porque se sentía cohibida por las personalidades de sus hermanas. Siempre había sido más una seguidora de lo que ellas propusieran, y no una persona que tomara sus propias iniciativas. Pero mientras crecían, también había sido por el esfuerzo que demandaba ocultar lo que sentía. Des muy pequeña lo había sabido, y no era algo que le avergonzara ni mucho menos. Sabía que era completamente normal, pero le gustaba vivirlo en su privacidad. Algo que era completamente suyo.

Pero unas semanas atrás, había estado en ese mismo bar con sus compañeros de la universidad y sus hermanas, simplemente disfrutando de una noche de relajación, cuando la vio, a la chica que lo cambió todo. Estaba segura de que jamás en toda su vida había visto una mujer tan hermosa. En el instante en que la vio, quedó fascinada con la forma en que sonreía a los clientes sentados en la barra mientras servía las bebidas con facilidad y maestría. Desde el momento en que sus ojos se cruzaron con ella, el resto del universo dejó de existir, y no fue hasta que sus hermanas le indicaron que era hora de marcharse que regresó a la realidad.

Juliantina: Into the YupiverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora