the golden girls diaries [obx]

i. halloween party

No mercy!

Un año antes de la búsqueda del tesoro

— ¿Entonces... —comenzó Anne a formular la pregunta, pero rápidamente fue interrumpida por su amiga Lee.

— ¡Fiesta salvaje de disfraces, sí! —exclamó la pecosa, alzando sus brazos de forma eufórica sobre su cabeza.

Como cualquier otro día en el Arrabal, los Pogues, siguiendo la tradición que habían adquirido a lo largo de los años que llevaban siendo amigos, decidieron aprovechar su tiempo libre después de clase para pasarse por casa de Lee y John B, lugar conocido como el Château. Era, por excelencia, su lugar de reuniones, donde les encantaba pasar el rato, divertirse y planear su siguiente aventura; no había nada como sentarse todos en el porche y beber cerveza entre risas, escuchando, muy a menudo, las reprimendas de Big John por armar mucho escándalo o por olvidarse de alimentar al pobre gallo. Sin duda, era como un segundo padre para todos.

Esa tarde, mientras Pope, JJ y John B se encontraban detrás, junto a Big John, haciéndole unos arreglos al HMS Pogue, Lee y las chicas habían decidido que lo mejor que podían hacer era tirarse en los sillones del porche mientras Anne tocaba algo con la guitarra y Kie les informaba de las nuevas noticias.

— Oh no, me niego a aguantarte borracha otra vez. Siempre te pasas unas cuantas copas de más y luego no hay quien te aguante —se quejó Anne, dejando su guitarra a un lado para prestar atención a la conversación.

— Pero si soy el alma de la fiesta. Sin mí... —intentó defenderse Lee, pero Anne la interrumpió, porque sus dos amigas sabían perfectamente que SÍ era para tanto.

— Lee, en serio, que los chicos luego pasan de todo y a la que le toca cargar contigo soy yo —se cruzó de brazos— Yo también quiero bailar y no tener que acabar a las cinco de la mañana sujetándote el pelo mientras vomitas detrás de un coche.

— Vaaaaale —cedió la pecosa— Prometo que me comportaré y no liaré nada fuera de lo normal, ¿bien?

— Bien —contestó su amiga, lanzándole un beso que Lee cogió al vuelo y se lo llevó al corazón— Vale Kie, ahora infórmanos —pidió la morena, mirándola — ¿Cómo conseguiste que tus padres te dejaran el local?

—Pues con la excusa de que tengo que hacer amigos en la Academia, me han dado permiso para organizar algo —respondió la de pelo rizado, mirando a sus dos amigas, que, ante la respuesta que había dado Kie, habían fruncido ligeramente el ceño— Sí, van a ir mis nuevos compañeros de clase.

— ¿Fiesta con los Kooks? —Anne no sonó para nada convencida, pero al ver la cara de súplica de Kie, suspiró y asintió con la cabeza— Bueno, no puede ir tan mal, ¿no?

—Claro que no —concordó Kie, sonriendo de lado. Ambas miraron de reojo a Lee, que, desde que había mencionado a los Kooks, no había mediado palabra— ¿Lee?