de un cruce de miradas
colisionaron,
dejando de matar,
dos balas.durante un instante
paramos el tiempo
y de aquel pedazo temporal
construimos una eternidad.y ya sé,
hoy no es nuestro tiempo,
ni tampoco nuestro lugar.prefiero guardar la bala
y esperar,
a que lleguen el momento
y lugar.saber a ciencia cierta,
una vez más,
cómo y cuándo dispararhacer chocar nuestras balas
y formar esa unión
en la que nunca, nadie
se vaya a dañar.