capitulo 5

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Marruecos: año 2006


El viento volaba todo a su paso. Lelia se encontraba sentada en un banquito y miraba por la ventana como el viento volaba las hojas. Ver la naturaleza en su máxima expresión le traía cierta paz que no podía explicar con palabras.

Todo índice de paz es opacado por una mano que se posa en su hombro pero no se voltea a ver. Sabe que se trata de su padre.

Su perfume a menta inunda la nariz de Lelia y el corazón se le acelera.

—Siempre te ha gustado mirar la naturaleza, shaytan—dice el padre de Lelia con cierta tranquilidad—. ¿Ves esas hojas volar, dejándose llevar por el viento?—señalando con un dedo unas hojas.

Lelia asiente

—Tú no debes ser como ellas, Fátima—explicó—. Tú no debes dejarte llevar por algo o alguien, tú debes llevarte a donde quieras ir. Marcar tu, tu propio destino.

Lelia asiente nuevamente pero en ningún momento se voltea a ver a su padre.

Su padre nota su actitud, la agarra de los hombros y la hace que se voltee. Sabe lo que ha pasado incluso antes de que Lelia se voltee.

Minutos antes hablo con Marcus, pero eso no evita que frunza el ceño cuando se voltea. Mira la cara de Lelia y la agarra del mentón.

— ¿La hija de Marcus te hizo eso verdad?—preguntó señalando el ojo de la niña que estaba amoratado.

Los ojos de Lelia se cristalizan y asiente

— ¿y por que lloras? ¿Acaso no te enseñe a ser fuerte?—masculló— ¿que se hace en estos casos, Fátima?

Lelia lo mira a los ojos y se seca las lágrimas de un manotazo odiándose por ser débil

—Devolver con mayor impacto, por que nadie tiene derecho a tocarme—respondió automáticamente.

—Bien, entonces, ¿que has hecho?

—le he roto un dedo

El padre de Lelia sonríe y se acuclilla hasta quedar a su altura

—la próxima, cuando te vuelva a golpear, le rompes la mano entera ¿oíste?

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Italia: año 2020

Lelia.

El cigarro en mi mano se consume a medida que pasan los minutos. La música se escucha a todo volumen retumbando todo con alguna canción latina. La noche se siente helada con solo un vestido negro pegado a mi piel y dejando mucho a la vista con un escote que solo cubre mis pezones.

Me apoyo en la barandilla del balcón del club y pito el cigarro. Los tacones empiezan a molestarme y comienzo a impacientarme.

Llegamos hace unos minutos que se me antojan eternos, pero no hay rastros de los italianos.

Tal vez y el idiota de Christian se ha equivocado. De todas formas, no se como carajos es que averiguo que iban a estar aquí. Los minutos pasan y me prendo otro cigarro mirando los autos pasar y la gente caminar.

Mi móvil vibra en mi pequeño bolso, tiro el cigarro y lo saco viendo que tengo un mensaje de Pia.

"ya están aquí, vuelve"

Bien. Ya era hora.

Sin responder me dirijo hacia el interior del club. La gente baila en la pista y otros se manosean en los rincones poco iluminados. Pia se encuentra sentada en una mesa, con un rubio que parece estar babeando mientras ella habla de dios sabe que.

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⏰ Última actualización: Oct 29, 2020 ⏰

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