Raiz del pensamiento // Yoongi

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Mmm, la maldita picazón en su zona baja no paraba y lo peor era que no podía rascarse en público, en casos como esos, Min Yoongi deseaba ser una mujer. Ellas juntaban sus piernas y hacían fricción si su parte baja picaba y no había problema, pero el caso del hombre era realmente triste, hacían eso y lo único que sabían era que obtendrían huevos estrellados o picados.

—¿Que pasa, alfa? —dijo su actual conquista con la cual tenía un trato por medio de sus familias, Laila era su nombre —. Te ves angustiado.

La chica era de una familia refinada y era educada para tener etiqueta y todas clases de modales, sus padres la habían escogido para él, para que un día se casaran, tuvieran hijos, formaran una linda familia y juntos fueran los siguientes en la línea de sucesión por el derecho del lobo a ser el alfa de la manada de lobos blancos.

Yoongi sabiendo todo eso, no podía decirle a la chica que le picaba el pene, ¿Cierto?

¡Ah! Deseaba tanto poder rascarse.

¡Ah! Realmente deseaba esa habilidad única en las mujeres.

—No pasa nada, vamos al lugar prometido —le dijo, tratando de olvidar la picazón que lo tenía sufriendo seguido de eso, tomó su mano y la guío al hotel más cercano a su posición.

Pues, sus padres al saber que se acercaba el día de su celo, le dijeron que se reuniera con la chica y así tal vez formalizar de una vez por todas lo que sería un matrimonio arreglado que Yoongi claramente no deseaba ni en sus más locos sueños, pero lo estaba intentando con todas sus fuerzas, tal vez lograría algún día enamorarse de la mujer con la que estaba tomado de la mano y caminaba junto a él hacia un hotel para satisfacer a su lobo interno, que por cierto, se encontraba alerta desde que se encontró con ella.

Una noche de pasión aliviaría según él, la extraña y creciente necesidad de estar al lado de Park Jimin, aquel tierno alfa que con pucheros y tímidas sonrisas se había hecho un pequeño hueco en su corazón y se negaba a salir de el como si este siempre le hubiese pertenecido.

Su alfa interior pedía por algo y gruñía en su interior porque ese "algo" nunca era obtenido, Yoongi estaba confundido y avergonzado, ahora más que nunca, porque al llegar al hotel y habiendo comenzado su celo, su pene se negaba a ponerse en viento en popa y satisfacer a la linda chica que sería su prometida para calmar el calor de un reciente celo. Su lobo no pedía por ella y le hacía doler mucho más el vientre, una tortura que no se la deseaba a nadie.

—Permíteme ayudarte, alfa —suplicó Laila con preocupación al ver la mueca de dolor en el rostro de Yoongi y presenciar como este se retorcía en la cama lleno de un sudor frio, pero este solo quería que ella se fuera y lo dejara en paz.

No quería tener a nadie en ese momento en su cama, no quería otro aroma o bueno, el olor de esa chica regándose en su espacio.

—Vete —dijo entre dientes, aguantando el fuerte gruñido que su lobo quería dejar salir por medio de su garganta.

No soportaba el aroma empalagoso de la omega cerca por más tiempo, pero ella insistía en ayudar y no dejarlo solo. Como humano racional que era, apreciaba mucho su gentileza, pero su lado lobuno, en serio estaba harto y no pedía por ella para tener consuelo en ese día de dolor.

—Te daré el placer que necesitas —insistió —. Déjame aliviar tu dolor.

¡Que te vayas! —gritó al borde de los nervios, la chica estaba siendo muy necia y agotaba las pocas reservas de paciencia que había estado recaudando desde hace unos minutos atrás.

La chica con un poco de miedo tomó sus cosas y con el cuerpo febril y exudando el aroma a excitación que había provocado el del alfa, se fue, dejando atrás a un muy adolorido Min Yoongi que necesitaba algo que le ayudase con aquel dolor que le retorcía las entrañas; la imagen de una tierna sonrisa de cachetitos abultados vino a él y con eso en mente, tomó su teléfono y marco rápidamente el número de aquella persona que yacía en sus pensamientos.

¿Aló? —contesto aquella voz que tan malcriado lo había hecho al solo quererla escuchar de él, de esa persona y de inmediato, un poco del inmenso dolor que sentía, se esfumo como la espuma, dando paso a la pasión y la excitación que en sí, el celo representaba en un alfa.

Jimin —dijo con su voz de alfa.

Compañeros/ YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora