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4:29 de la mañana. Jeno estaba durmiendo tranquilamente en la habitación que compartía con su compañero Haechan, soñando que estaba actuando junto a sus compañeros felizmente. Cuando tocaron las 4:30, la puerta de la habitación se abrió de golpe, seguido de unos gritos que le despertaron agitadamente. Abrió los ojos asustado, encontrándose a su compañero igual que él y a la rubia tirando la manta de Haechan.

—Tenéis media hora para prepararos y desayunar. El desayuno está abajo en la cocina. Cuando acabéis, os esperáis en el salón.

Rebeca salió de la habitación. Jeno pudo escuchar como entraba en la habitación de al lado, seguramente para despertar a los demás. Bostezó y miró la hora.

—¿Qué hora es? —Preguntó Haechan adormilado.

—Las cuatro y media de la mañana.

—Pff...

Con sueño, ambos se prepararon y fueron a la cocina a desayunar. Allí se encontraban algunos miembros en las mismas condiciones que ellos. A las cinco en punto, los chicos estaban completamente listos, de no ser que algunos se habían tumbado en los sillones a dormir y otros estaban que se dormían de pie. Lena llegó al salón, observando el panorama y suspirando con pesadez. Se veía venir aquella escena. Con fuerza, dio un taconazo al suelo que resonó por toda la sala, despertando a todos.

—Seguidme, vamos a la sala de entrenamiento.

Los 23 siguieron a la joven, quien iba vestida muy formal como para entrenar. Fueron por varias puertas y escaleras hacia abajo, pasando largos pasillos, y llegaron a una puerta gris de metal. Lena abrió la puerta, dejando ver un amplio gimnasio. Habían muchos sacos de boxeo, un par de cuadriláteros, una pista de obstáculos... Parecía un campo militar. Los chicos, sorprendidos, entraron, encontrándose a las tres jóvenes restantes con ropa más casual.

—Buenos días y bienvenidos a vuestro primer día de entrenamiento. —Saludó amigablemente Eli. Los chicos respondieron de vuelta con un tono cansado.

—¿Realmente debemos hacerlo tan temprano? —Se quejó Haechan.

—Menos quejas y más actitud. —Haechan hizo un mohín ante las palabras de Alba.— Como dijimos, empezaremos con el combate cuerpo a cuerpo. Poneos en fila, todos pasaréis a tener un pequeño combate contra Elionor, así delimitaremos vuestras habilidades y fuerza.

Sin más opciones, los chicos debatieron el orden de la única forma en la que resuelven las cosas como personas adultas y maduras: con piedra, papel y tijeras. Y, como siempre, el que perdió fue Doyoung, siendo el primero en enfrentarse a la mayor de las chicas.

Doyoung estaba asustado, lo admitía internamente y hasta su cuerpo le delataba, ya que lucía muy nervioso e incluso temblaba un poco. Trató de relajarse lo más que pudo. Elionor era la más calmada y dulce de las cuatro, por lo que parecía ser la más débil. Intentaría ir con todo, pero a la vez con cuidado para no hacerle daño.

La pareja subió a una pequeña plataforma que servía como ring. Los chicos se pusieron alrededor, animando a su compañero. Rebeca sonrió ante aquello y tras decir: "¡Nada de contenerse!", dio inicio al combate. Ninguno de los dos atacó primero. Se quedaron moviéndose un poco como en los combates. Doyoung, cansado de esperar, lanzó un puñetazo con miedo; pero Elionor lo esquivó ágilmente, le cogió del brazo y le hizo una llave tirándole al suelo. Todos quedaron impresionados ante la destreza de Eli.

—¡Nada de miedo! Daño no le vais a hacer. Con suerte ella no os hará daño. —El aviso de Rebeca creó inquietud en los chicos. Si Elionor era así de ágil y fuerte como para sujetar a Doyoung sin esfuerzo, las demás debían ser aún más fuertes.

—Perdona, ¿te hice daño? —Preguntó Eli al soltar a Doyoung  y ayudándole a levantarse, cosa que el chico aceptó.

—No, tranquila.

Era verdad, no le había hecho daño físicamente, pero sí mentalmente, ya que su orgullo se había quedado por los suelos. Y así con los demás chicos, ya que Elionor venció a los 23 sin esfuerzo alguno y con simples movimientos. Rebeca reía ante la situación. Le parecía divertido aquello y no lo escondía. Alba y Lena suspiraban frustradas, viendo venir el gran trabajo que tendrían por delante. Elionor simplemente se mantenía disculpándose con los chicos. Todo un amor.

—En resumen... Sois todos débiles. —Soltó Rebeca sonriendo, provocando a los chicos.

—Puede que no sepamos pelear, ¡pero somos fuertes!

—¡En un pulso podríamos ganarte!

—¿Ah sí? Me encantaría ver eso.

—Rebeca, basta. —La rubia miró a Lena y rodó los ojos, diciendo un: "como sea".— Sabemos que tenéis fuerza, pero no sabéis usarla en combate, por lo que esa fuerza es inútil. —Lena dio un paso adelante, haciéndose ver.— En un pulso la mayoría ganaría a Elionor con facilidad. Sin embargo, a un enemigo no le vences solo con un pulso. Nosotras os vamos a enseñar a usar esa fuerza en combate.

—El que mejor lo ha hecho ha sido Seo Johnny, ya que conoce su fuerza y conoce varias cosas de combate, pero no es suficiente, al menos en la situación en la que estáis. —Esta vez fue Alba la que dio el paso.— Os partiréis en dos grupos, un grupo irá con Lena y con Eli y el otro con Rebeca y conmigo. Once en un grupo y doce en otro, organizaos como queráis.

Los chicos discutieron sobre ello y decidieron que los doce mayores irían en un grupo y los once menores en otro. Fácil y sencillo. El primer grupo fue con Eli y Lena. Los menores estaban nerviosos ante la idea de que aquellas dos les entrenaran primero, ya que parecía que les observaran como un cazador a su presa. Rebeca ensanchó su sonrisa burlona.

—Que empiece el juego.

[...]

—¡Estoy muerto!

—¡No siento mi cuerpo!

Renjun se sentó en la cama adolorido. No sentía sus músculos para nada, ya que la pareja de combate cuerpo a cuerpo había empezado fuerte. Miró a Xiaojun y Hendery, sus compañeros de cuarto, quienes estaban igual que él. Había sido una experiencia horrible.

—Y pensar que tendremos que hacer esto todos los días... —Se quejó Renjun, dejando caer su cuerpo en la cama.

Parecía una situación irreal, pero era igual de real como las agujetas y moretones que le iban a salir mañana. Alba había empezado muy intensa, y que Rebeca se burlara no ayudaba en nada, les enfadaba. Aún así, Alba no le detenía con la excusa de: "Tenéis que controlar vuestras emociones, no dejar que alguien os distraiga y ser vosotros los que distraigáis". Todo parecía fácil cuando lo decía, pero era muy complicado hacerlo cuando la rubia no paraba de hacer comentarios de mierda que aumentaban las ganas de tirarle una silla en toda la cara.

Con pesar y dolores, se turnaron para asearse e irse a dormir. Mañana iba a ser un día igual de intenso o quizá peor.

♤Protect♤ NCT HaremDonde viven las historias. Descúbrelo ahora