Capítulo 7: Más que una simple entreviste

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Hoy es un nuevo día, no puedo actuar como una simple niña irreconocible, ya que se supone que las secretarias del señor Smith siempre son adineradas y con niveles de estudios demasiados altos; yo no tengo nada de eso y solo queda aceptar la derrota, pero no, no pienso darme por vencida. ¡Yo voy a conseguir ese empleo!

Camino a paso seguro con mis tacones; mis pies me llevan a pasar por las puertas automáticas directamente a la amplia y pulcra recepción. Observo con detenimiento cada uno de los sofás de cuero rojo y a las pobres plantas que decoran el lugar. Una mujer de treinta y tantos se encuentra al otro lado del recibidor de mármol, que se camufla con el suelo decorado con pequeñas piedras de efectos verdosos.

—¿Puedo ayudarla en algo, señorita? —Pregunta con una enorme sonrisa sobre sus labios rosados.

Asiento con la cabeza más de una vez.

—Sí, tengo una entrevista a las cinco de la tarde.

—¿Es para el puesto de secretaria? —Consulta la mujer llena de alegría.

Asiento con la cabeza y observo como la señora se va dejándome a solas con un montón de personas que desean el mismo empleo que yo. Sin embargo, la espera no es de una eternidad, la mujer unos segundos después regresa y me entrega una credencial de invitados.

—Muy bien. Tiene que rellenar el formulario, subir a la última planta donde está la oficina del señor Smith y esperar a que la llamen —explica con un tono verdaderamente cordial y de muchos amigos—. Aquí tiene —murmura dejando los papeles sobre el mármol.

Como siempre, estoy acostumbrada a llevar dentro de mi bolso una lapicera que funcione en perfectas condiciones; comienzo a rellenar los papeles requeridos con mi información personal; una vez realizada la tarea se la entrego a la mujer.

Camino rumbo a las escaleras y aprieto mi bolso con fuerza, mientras una gran sonrisa se apodera de mis labios. No me siento mal, no me siento nerviosa, solo estoy segura de que voy a conseguir el trabajo. Limpio el sudor de mis manos en mi falda y las puertas plateadas se abren en una sala idéntica a la anterior. Allí noto a un pequeño grupo de jóvenes que esperan ser atendidos.

Camino rumbo a una de las sillas desocupadas y miro la pantalla de mi teléfono, saco los auriculares y me pongo a escuchar videos de Tik Tok, trato de no reír por los videos divertidos que se publican en la aplicación. Casi me da un ataque al ver que mi amigo está haciendo un vivo, casi sin notarlo pongo para iniciar un vivo yo, así podemos hacer uno compartido. Cuando él acepta nos vemos cara a cara, cada uno de nosotros podemos leer los comentarios que ponen los seguidores.

—Hola, Cam, ¿dónde estás? —Cuestiona Guido.

—Estoy esperando que vengan por mí, voy a realizar una entrevista de trabajo.

—¡Mucha suerte, Cammy!

—Gracias.

Muerdo el interior de mi mejilla y la preocupación me golpea como una enorme ola, pero con rapidez dejo que las inseguridades desaparezcan. El vivo se acaba repentinamente cuando, pocos minutos después, las altas puertas de cristal se abren y un afroamericano de porte elegante se asoma con una enorme sonrisa sobre sus labios.

—Buenas tardes, puede pasar, señorita Rodríguez.

Al escuchar mi nombre no puedo ni siquiera moverme, aunque como puedo voy tragándome el nudo que se va formando en mi garganta y caminando rumbo al sujeto.

—Buenas tardes... —Murmuro bajando la mirada.

—Es un gusto tener a una famosa tiktoker aquí —comenta con entusiasmo—. Por favor, pase.

La riqueza no lo compra todo (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora