• 𝑨𝒎𝒐𝒓 𝒅𝒆 𝒂 𝒄𝒖𝒂𝒕𝒓𝒐 • Team BJ

O5; 𝚂𝚎𝚗𝚝𝚒𝚖𝚒𝚎𝚗𝚝𝚘𝚜 𝚎𝚡𝚙𝚞𝚎𝚜𝚝𝚘𝚜. (9/9)

Los cuatro querían decir que estában bien, y que la situación era calmada, pero así no sería divertido, así que literalmente todos eran un manojo de nervios, en caso de algunos, como si fuese la primera vez que se van a confesar y por otros, que nunca lo tuvieron que hacer.

— Entonces... —Bokuto no pudo mantenerse ni un minuto más en esa horrible sensación de quedarse callado e incómodo — ¿les gustan las mandarinas? —se ahogó — ¡es decir el pan, si, éso! —el sonrojo se extendió desde sus pómulos hasta su orejas.

Los cuatro se miraron, y no pudieron evitar comenzar a reírse del peli plata, quién sentía hasta pena de si mismo, pero al menos había podido romper el silenció.

Ciertamente estar callado a las tres de la mañana, y con la luna acompañandoles, hubiese sido romántico, pero esta vez no era el caso, para que fuese de aquélla manera, debían resolver los cabos sueltos.

— No quisiera hacer esto pero... —miro al pelinaranja — pero quiero escucharte primero, Shōyo-kun —habló con voz calmada, y con la voz un poco adormilada.

El que el omega estuviese mejor, les hacía bajar la guardia. A esto, el pelinaranja miro a los tres alfas, y se obligó a estar calmado, porqué lo que estaba por decir era vergonzoso.

— Yo... —miro a los ojos al alfa que tenía en frente, casi por reflejo, y los ojos negros como brillantes de Sakusa, le dieron el empujón que necesitaba — me siento muy raro cuando estoy con ustedes tres, mi lobo salta dentro de mi, queriendo estar en sus brazos, mi corazón también se pone ansioso, por tener su entera atención, y no es solo con uno... —pauso, su rostro se puso rojo al ver los rostros de los ajenos — es lo mismo con todos, quiero que sean para mi. Ustedes de verdad me gu-gustan —balbuceo, casi salía vapor de él, a lo que cerro los ojos, esperando ser ignorado, y que lo dejasen solo.

Porqué al fin y al cabo, nadie aceptaría a un omega así, que quería a varias personas.

— Hina-chan —habló feliz Bokuto, quién casi salto a abrazar al pelinaranja, pero no lo hizo, lo atrajo hacía si mismo para abrazarlo — yo me siento igual, quiero poder protegerte, y amarte como te lo mereces.

Shōyo miro atónito a su mayor, con una mueca indescifrable, más los miles de colores que pasaban por su rostro, a lo que vio que Sakusa se acercó a ambos, y tomó con cuidado una de sus manos.

— Hinata, quiero poder llamarte por tu nombre como debe ser —habló seriamente, a lo que su expresión fue mostrándose más relajada y con una poca visible sonrisa — y quiero compartir mi tiempo junto a tí, a mi también me gustas, pequeño mocoso —le beso los nudillos, teniendo puesto su barbijo, de momento.

— Sakusa-san... —que el pelinegro le besara la mano, quería decir que ya se había ganado el cielo, y no pudo estar mucho tiempo concentrado en eso.

No cuando Atsumu también se acercó, mirándole con esa sonrisa cálida y con sus párpados caídos que tanto le gustaban, tanto como su aroma a chocolate.

— Creó que no hace falta decir, lo mucho que también me encantas —tomó la otra mano libre, y beso la mejilla del chico, a lo que conectó miradas con los otros dos alfas, poniéndose de acuerdo — si te hace feliz que los tres estemos a tu lado, lo haremos Shōyo-kun.

Luego de eso, el corazón de los cuatro se unió por fin, más las lágrimas de felicidad del más pequeño al ser aceptado y amado por sus tres alfas. Se quedaron dormidos en la misma cama, después de todo era lo suficientemente grande.

Cuando Shion entró por la mañana y vio la escena de los alfas abrazando a Shōyo, se atraganto con su saliva, porqué se le subió la glucosa. Además de que mataría a tres dominantes, por si le hicieron algún daño a su no-cachorro.