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—Jessica, eso pasó. —Jessica, ¿cómo olvidar ese nombre? El nombre de una exnovia a la que la palabra "manipuladora" no le hacía suficiente justicia, una chica con una personalidad tan intensa como impredecible. La muy tóxica siempre celaba a Spencer con cualquier chica que se le acercaba. Tenía una habilidad especial para transformar situaciones cotidianas en dramas explosivos. Su desconfianza no tenía límites y no le dejaba hablar con nosotras porque éramos demasiado "cercanas y cariñosas" con él. Al principio, lo molestábamos con eso en forma de broma, pero con el tiempo, las bromas se fueron apagando a medida que el control de Jessica sobre Spencer se hacía más evidente.

Tiene la increíble capacidad de ser encantadora y carismática contigo si corrías con la suerte de solo cruzarte con ella un par de veces, pero también mostraba un lado manipulador y posesivo que terminó por aislar a Spencer de casi todos sus amigos.

Incluso una vez Brooke le dijo a Spencer que, si quería, podía ayudarlo a escapar de la loca para que pudiera ir con nosotras a una salida de amigos por las calles, centros comerciales y parques de nuestra ciudad. El comentario lo escuchó ella, ya que estaba cerca y Brooke no se dio cuenta. La chica hizo un escándalo y nos sentenció a ambas.

—¿Otra vez te volvió a molestar? Por alguna extraña razón no me sorprende, esa chica necesita ayuda profesional —comenta Brooke.

—Sí, es cierto. ¿Qué hizo esta vez? —le pregunté a Spencer.

—Vámonos, en el camino les digo.

Estamos caminando con un silencio no incómodo sino más bien amenazante, en el sentido en el que no sabes en qué momento puede estallar una bomba de frustración e ira.

Llegamos a una parte un poco más alejada del instituto. Aunque no estábamos completamente solos y aún pasaban muchas personas, todo estaba en calma. Spencer rompió el silencio de repente, y aunque no sabía por qué, sentía una mirada fija sobre nosotros. Tenía la extraña sensación de que nos observaban desde lejos.

—Ella me besó —dice Spencer, su voz cargada de una mezcla de confusión y culpa. Puedo ver el conflicto en sus ojos, como si estuviera luchando contra emociones o sentimientos que no quiere admitir.

—¿Qué quieres decir con que ella te besó? —inquirió Brooke.

—Estaba en el salón de clases, esperando al profesor de física que aún no había llegado. Charlaba con Andrew, uno de los nuevos en clase. El chico es de Ohio o algo así mencionó. De repente, Jessica apareció de la nada y empezó a gritarme sin motivo alguno. Parecía estar completamente fuera de control.

—¿Más de lo que ya estaba? No lo creo —Brooke intervino de manera sarcástica, comentando sobre la situación.

—Pues lo creas o no, sí pasó —afirma el castaño—. No dejaba de decir que ustedes me pusieron en contra de ella y que me extrañaba.

—De verdad está desquiciada —dice Brooke mientras yo, por mi parte, no expresaba palabra alguna. Estaba callada esperando a que Spencer terminara.

—Bueno, como sea —empieza diciendo Spencer para retomar su historia—. No sabía qué decirle hasta que me di cuenta que más de la mitad de la clase nos miraba como si fuéramos el mejor reality del momento. Quería terminar con eso rápido, así que le dije que lo único que quería era estar lejos de ella y que si volvía a buscarme no dudaría en decirle a mis padres para que organicen una orden de alejamiento —. Spencer hace una pausa para soltar un suspiro—. De repente, Jessica se abalanzó sobre mí. Sentí su agarre firme en mi camisa, y antes de que pudiera reaccionar, sus labios chocaron contra los míos. Admito que al principio me sorprendí y seguí el beso, pero cuando entré en razón la empujé y ella retrocedió, luego salió corriendo del salón.

SECUESTRADA EN MI CASADonde viven las historias. Descúbrelo ahora