Lotos en tu tumba, son apropiadas.

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"Nada se parece tanto a un altar como una tumba."

-Alfred De Musset

Lan Huan ha perdido a su madre.

No cree que algún día pueda conciliar con el hecho de que un día su madre le sonreía amorosamente y los despediría ansiando verlos en su siguiente visita y ahora simplemente ella ya no estaría mas. Su pequeño didi aún no entiende el concepto de la muerte, no es como si él siendo mayor lo entendiera también.

Lan Huan no entiende muchas cosas. ¿Por qué su madre murió? ¿Por que solo la vieron una vez al mes? ¿Por que su familia, su secta, se ve mas aliviada que triste por su partida? ¿Su madre fue un error? ¿Son ellos, sus pequeños A-Zhan y A-Huan, un error mas?

Arropa a su hermanito, frio por la nieve que cae fuera la comodidad de su habitación, y prepara el papel moneda para su madre, como dijo el tío que era lo mas filial que podría hacer para ella.

Mientras quema el papel y arregla el incienso en silencio, parpadea ante lo que hizo inocentemente sin darse cuenta. El exceso esta prohibido en Recesos de la Nube pero por alguna razón ha quemado un papel moneda de más.

Lan Huan se pregunta por qué realiza sus respetos a alguien que no recuerda.

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Jiang Cheng esta vez no grita cuando despierta, de nuevo, en su cama de la infancia. Por alguna razón ya no hay mas gritos que quiera expulsar de su pecho, y aun así sus lagrimas no importa cuantas veces vuelva a la vida, nunca se acaban.

Es un poco gracioso, piensa histéricamente, que se vea tan joven pero con los ojos tan cansados y asustado. No es la primera vez, teme que haya mas veces, pero no deja de atormentarle verse a si mismo tan pequeño. Esta bien, solo tiene que respirar.

Profundamente.

"¡Jiang Cheng! ¡Vamos a comer!"  Wei Wuxian grita al otro lado del pasillo.

Esta vez Jiang Cheng no se asusta, no entra en pánico. Solo sonríe con pena mientras abre la puerta para ver a su shixiong.

"Buenos Días, A-Ying" susurra y lo aparta de su camino para dirigirse hacia el comedor.

"¡A-Cheng! ¡Tus ojos!" chillo su hermano, preocupado. ¡A-Cheng tenía los ojos terriblemente moreteados y rojos!

"Ah..." se detuvo. "Dormí mal anoche, no es nada."

No es nada. Solo se siente poco cuerdo.

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Es un poco descorazonador saber que tuviste una charla sincera con tu madre, pero que eso vale una absoluta mierda por que, uno, ella no recuerda, dos, el se estaba muriendo. ¿Cuánto de lo que dijo fue solo la desesperanza de tener un hijo dejándose morir y cuanto ha sido la verdad absoluta de su madre en sus tres vidas?  Teniéndola frente a él, enojada e indiferente hacia sus hijos.

Su hermana extiende su mano y acaricia la suya. "¿A-Cheng?" susurra. "¿Te encuentras bien?"

Jiang Cheng le dirige la mirada y le sonríe. Oh, no importa cuantas veces, su tonta hermana es...

"Madre, Yanli no es ninguna sirviente." habla, aun mirando a su hermana a los ojos, pero de alguna manera consciente de que ha dejado a su madre con la palabra en la boca, a punto de pronunciar dagas hacia ella, hacia él. "Pero es demasiado pequeña para haber obtenido un rasgo tan maternalista para llenar lo que nos falta ¿no crees?"

Jiang Cheng apresa las manos de su hermana entre las suyas, ambas están frías  que no coincidía con el clima del día. "Y tampoco estoy así por los perros, esta bien. Entiendo a Wei Ying." dejando una mano libre, la ocupa para poner su mano sobre el rostro del huérfano que lo mira un poco asustado, Wei Wuxian el primer año que llego a casa era muy adorable, un pequeño duende en estado de reposo. "Ya han pasado tantos días, meses, es suficiente tiempo para comprender de quien es la culpa y de quien no."

Grandes esperanzas (no son suficientes)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora