XII. Consintiendo a un amigo.

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Pov. Zachary

Echarme al dolor por la partida de Celeste no ha sido una opción, no me cansaré de agradecer la oración de ella y creer que hay alguien supremo que la escuchó.

Daniélle y Adley no han cesado de hacerme sentir que no estoy solo, y su compañía me ha sido muy grata.

Daniélle, se ha comportado como una madre dándome sus cuidados y Adley, ¡Ay, Adley!, jamás conocí a, alguien con su forma de ser, es que no se queda quieto, en todo el tiempo que vivo en el departamento, nunca hubo tanta gente transitando por el.

Teniendo un pequeño cuarto de huéspedes, él decidió que lo mejor era quedarse en mi habitación, "para cuidarme" según él.

Y era yo quien se levantaba en la madrugada a cubrirlo porque hacia mucho frío, o hacer el desayuno porque al parecer duerme hasta tarde.

Y no era que me molestara, pienso que el hacer pequeñas cosas por él, es nada en comparación a lo que Adley ha hecho por mi.

Inmiscuirme en su círculo de amigos, y lograr que ellos estén para mi cuando él tubo que viajar por trabajo, me decía cuanto le preocupaba mi bienestar.

Adley me confunde, es muy mimado por su familia y amigos, pero a la vez es independiente y muy maduro.

Recuerdo la noche que despertó a la madrugada y me encontró editando unas fotos y pidió que le enseñe, fue muy especial, porque a pesar de no dormir nada esa noche, pasamos un momento distractor muy ameno.

Verlo como se concentraba en aprender me causaba alegría, y esa sonrisa llena de satisfacción al lograr algo, generaba en mi una sensación de paz y mi corazón me decía que estaba cómodo con la compañía.

Compró dos porta retratos para las fotos que me hizo imprimir en un tamaño mas grande de lo normal y las colocó en mi velador junto a la cama.

Desde que lo vi colocar cada frase me recordó a la charla en el hospital, Celeste y su chantaje, y ahora era él.

Cuando entraba al cuarto y me encontraba llorando o encerrado en mi tristeza, colocaba las fotos sobre su pecho y llamaba mí atención.

«Porque el chantaje» le decía y no podía evitar sonreír al sentir la ternura que me trasmitía su mirada.

Si me hubieran dicho un año atrás que iba a compartir, no solo mi espacio, sino hasta mi dormitorio con una persona que no tenía ni una semana de conocer, les hubiera respondido que eso jamás sucedería.
Pero es que Adley ha llegado a mi vida como un "torbellino", sí, le queda bien el sobre nombre, porque no hace otra cosa que derrumbar mis estándares, en los cuales tenía asentada mi vida.

Mis normas tumbadas casi todas por él.

«Nadie aparte de mi familia entra en mi departamento» era una, no solo entró él sino que sus círculo familiar también. No solo me visitó, se instaló una semana entera en mi dormitorio y eso lejos de causarme incomodidad, se podría decir que hasta estuve a gusto.

«Grupos de conversación celular de amigos», ni pensarlo, ahora estoy en el grupo de la familia Scott junto a Jeff, Adam y Nohemi, cuando me llego la notificación solo sonreí, en realidad él estaba dispuesto a revolucionar mi tranquilidad.

«Noche de juegos de chicos», nunca las tuve ni con mis antiguos amigos, se realizaron dos en quince días con él, junto a Adam y Jeff.

¿Qué más le faltará? Ya creo que estoy preparado, para que nada que surja en su cabeza me asombre.

Esta semana que Adley estuvo viajando, Daniélle me llamó para ir a mi departamento, pero sabiendo que no la convencería que estaba bien y considerando su salud le pedí ir a su casa, aceptó.

Un Choque Con El Amor  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora