I. Un café entre lágrimas

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La verdad pensé: "Después de terminar la preparatoria me tomaré mi año sabático", pero, eso a mi hermana no le pareció muy conveniente; terminaría acostumbrándome a la flojera

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La verdad pensé: "Después de terminar la preparatoria me tomaré mi año sabático", pero, eso a mi hermana no le pareció muy conveniente; terminaría acostumbrándome a la flojera.

Lo mejor -según ella- sería explotar mi belleza natural, la cual heredé de mi madre.

Mi mamá es francesa y cuenta con el atractivo natural de los europeos. Al igual que mi hermana mayor, Jordana a quien amo y admiro; ella es mi ejemplo a seguir. A sus escasos veinticinco años ha logrado tanto. Aún vive en casa, es muy sobreprotectora con nosotros y está concluyendo la Carrera de Comunicación. A pesar de ello ha decidido trabajar, exitosamente, en el mundo del modelaje.

Jordana me consiguió una entrevista presentando mi portfolio en la agencia para la cual trabaja. Gracias a ella tengo experiencia en el modelaje, pues me ha instado a participar de cursos y perfeccionarme constantemente. A mis dieciocho años realicé campañas, y por supuesto, a mí no me disgusta.

Hace poco más de un año a mi madre le diagnosticaron leucemia. Fue un golpe terrible para la familia. Ha estado en tratamiento y la semana pasada nos comunicaron que hoy empieza la quimioterapia. Necesita un trasplante de médula, pero, al no tener parientes cercanos compatibles, fue imposible.

Contra todo, no dejó de ser la mujer maravillosa, alegre y enérgica que siempre fue.

Está inyectando positivismo constantemente; no fue fácil cuando nos dieron la noticia. No podíamos caer en la depresión pues debíamos acompañarla, era nuestra oportunidad de transmitirle esa fortaleza que ella nos enseñó toda la vida.

Conoció a mi padre cuando Jordi tenía cinco años; vivía en París y con su esfuerzo progresaba junto a la pequeña Jordana; su padre biológico nunca manifestó interés en desarrollar un vínculo con ella.

Cuando mi papi regresó a los Estados Unidos, ella creyó que pasaría lo mismo. Con la seguridad de mi embarazo, tomó coraje y llamó al número que tenía de él; mi abuela le contestó que mi papá la había engañado y que estaba próximo a casarse con su prometida.

Con el tiempo y sin noticias de mi madre, mi padre decidió volver a París.

Sabiendo de mi llegada, decidió asumir sus afectos y formar una familia. Se casó con mi mami, aún sabiendo que mi abuela le retiraría su apoyo y lo excluiría de su herencia.

A veces lo pienso y creo que la historia de amor de mis padres, es un romance que se escapó de un cuento de hadas, el cual tuvieron el privilegio de convertir en realidad.

Mi padre siempre amó a Jordana como su hija, por ello una vez casado, decidió reconocerla como tal.

No fue hasta mis diez años cumplidos que mi abuela paterna, decide acercarse nuevamente a mi padre, para arreglar las diferencias y resquemores del pasado. Así fué que nos mudamos a Estados Unidos.

Un Choque Con El Amor  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora