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« Del amor al odio solo hay un bebe. »

Tercer mes: Bipolaridad.

Autora

Era una noche tranquila para todos menos para dos de los tres habitantes de la guarida que Orochimaru había convertido en un hogar para su familia. Tanto el último como Mitsuki se encontraban caminando de la cocina al baño principal de la casa, pues, Orochimaru había echo la cena ocasionando náuseas a Kabuto, si bien este no era un chef profesional Kabuto solía no vomitar cuando probaba la comida de este, pero, ahora hay algo diferente o más bien alguien que lo hace diferente pues según lo que Mitsuki a leído las mujeres - y hombres que su padre a usado como experimentos - tienden a tener estos síntomas.

-- ¿Entonces hay algún botón o manual para estas ocasiones, padre? - -- preguntó Mitsuki mirando adormilado a su madre quien llevaba encerrado en el baño media hora vomitando.

-- Realmente si. Cuando pase por esto la primera vez me encargue de hacer un manual que me impidiera volver a equivocarme. - - comentó caminando hacia el armario buscando entre las cajas.

-- Ya veo, pensaste en un manual para evitar que mi madre sufriera nuevamente ¿no es así?

-- ¿Tu madre? ¡Que tonterías dices! Ese manual lo hice para evitar que Kabuto me hiciera sufrir emocional y físicamente. - - comentó sacando un libro viejo y abriendo este mientras buscaba entre páginas. -- A ver... Tips para cuando Kabuto se esté bañando desnudo, no ese no, este otro es para cuando olvide levantar la tapa del baño lo cual es tonto porque no tenemos un baño con tapa... A ver, cambios de humor, antojos, apetito sexual ¡Ah, aquí esta! Vómitos.

-- ¿Que debemos hacer? - - preguntó mirando a su padre quien leía atentamente.

-- Mh... Nada. - - comentó cerrando el libro. - - Sólo dice: "Lo que debo debo hacer en caso que Kabuto estés embarazado de nuevo y yo haya sobrevivido: Cuando Kabuto tenga vómito solo debo dejarlo o podría terminar vomitado."

Mitsuki no podía creer lo que su padre le decía, cielos, tendría que arreglar todo el. Tomó un vaso llenando este con agua, camino hacia su madre y se arrodilló al lado de este ofreciéndole agua mientras daba caricias a la espalda de Kabuto tratando de que mejorará, por fortuna, mejoró. Una vez más relajados todos, Orochimaru guardo ese libro entre sus ropas pues no sabía cuándo podría volver a necesitarlos.

-- Bien. Madre y Padre, saldré con Boruto y lo traeré esta noche por favor comportense. -- Suspiro y miró a Kabuto quien ya tenía el ceño fruncido. - - Por favor madre, cada vez que peleas con el es un dolor en el trasero... Literalmente.

-- No te preocupes, prometo comportarme Mitsuki.

Mitsuki miro no muy convencido a su madre pero de todas formas se despidió y avanzó hacia la salida llegaría algo tarde a donde Boruto le había citado pero estaba seguro de que el rubio le perdonaría fácilmente después de unas cuantas... Cosas.

Por la noche

Mitsuki estaba entrando a su hogar cuando un florero volo encima de su cabeza hasta estrellarse en la puerta, Boruto quien venía atrás de Mitsuki no dudo un segundo en comenzar a hacer una posición de manos dispuesto a atacar al enemigo, pero, antes de cualquier ataque, un llanto le llamó la atención, aparte, se podía escuchar a Orochimaru gritar por ayuda. Rápidamente Mitsuki sacó tres Shirikens mientras que Boruto se quitaba un zapato dispuesto a usarlo en contra de aquella amenaza. Poco a poco comenzaron a caminar hacia la habitación principal, al entrar, se toparon todo un desastre de cosas rotas, pero, dejando de lado los miles de daño lo que más impresionaba era ver a uno de los legandarios sannin escondido atrás de una mesa la cual usaba de escudo a la vez que ojeaba su libro en busca de soluciones, mientras Kabuto lloraba en una esquina.

-- ¿Que está pasando? Escuchamos muchos gritos.

-- Pf, seguro tu madre sufre demencia, Mitsuki.

Y en cuanto boruto terminó de decir eso el rostro de Orochomaru palideciio - aún más -. Kabuto en ese momento dejó de llorar, se sacó un zapato mirando hacia Boruto quien por primera vez se sentía intimidado el rubio se giro viendo a Mitsuki quien simplemente se había echo aún lado dándole mayor acceso al rubio ¡bah, vaya novio tenía! Eso pensó Boruto mientras sonreía de forma nerviosa.

-- ¡¿Quien dices que sufre demencia?! - - Grito Kabuto señalando a Boruto con ese zapato.

-- ¡Ya lo llamé su eminencia! - - Se defendió Boruto cubriendo su rostro con sus manos.

-- ¿su eminencia? - - preguntó y miró a este quien asintio. - - Bueno, eso es otra cosa.

Volvió a ponerse su zapato para luego caminar hacia Boruto limpiando la camisa de este para luego pasar como sin nada hacia la salida, los tres presentes se quedaron mirando confundidos ese cambio de humor fue tan momentario, los tres bajaron con cautela como si esperarán encontrarse al zorro de las nueve colas en su cocina - aunque Kabuto era aún más peligroso que eso-, sin embargo, Kabuto se mostraba bastante feliz comiendo un plato de fresas. Orochimaru rápidamente sacó su cuaderno anotando una nueva pagina o más bien editando aquella pagina:

Cuando Kabuto tenga cambios de humor, sólo ocupas decirle cosas bonitas y echarle mentiras.

Una vez anotó eso lo guardo entre sus ropas dispuesto a tenerlo ahí por si esos cambios volvían a presentarse. Mitsuki se encontraba aún extraño ante tantos cambios que estaban viviendo.

Cuarto mes: Amo a Boruto.

Por alguna extraña razón Kabuto había estado actuando aún más extraño de lo usual, por ejemplo: Kabuto había adoptado una costumbre de invitar a Boruto todos los días, le preparaba su cena favorita, le hacía postre, cabe mencionar que el rubio se mostraba cada vez más aterrado ante las actitudes de su papisuegro pero sabía que sí se negaba a las peticiones de Kabuto, Mitsuki le dejaría sin chaca chaca.

Por ejemplo, hoy se encontraba sentado en el comedor observando como Kabuto cocinaba mientras taradeaba una canción.

-- ¡Ya no lo soporto más! - - Grito Boruto apartando el plato de Waffles que Kabuto le había cocinado. - - ¡Esto es muy terrorífico-Tebbasa, no creo este cuento de "buen suegro" es muy raro! Así que dime que le hiciste a Kabuto y que necesito darte.

-- Mi amado yerno ¿acaso no puedo ser amable con mi lindo yerno? - - pregunto recalcando bastante esa palabra. - - Después de todo... Si en gordas Mitsuki ya no va a quererte.

-- ¡Lo sabía! Había todo un plan... ¡Eres una bestia sin corazón! Y dejame decirte una cosa, papi suegro, Mitsuki me amara aun si estoy gordo, después de todo, lo que tengo entre las piernas le fascina.

Y ahí se armo otra guerra ninja.

Notas autora:
¿Muy corto? ¡Lo sé! Quería actualizar y casi no tengo tiempo, una disculpa. Espero lo disfruten y si tienen ideas para esta historia son bienvenidas.
Los quiero.

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