One-shots || One Piece

Sabo || Muerte de Ace

El rubio se mantenía en pie, observando con atención la tumba de su hermano fallecido Portgas D Ace. Sus ojos se centraron en el sombrero y en el cuchillo del pecoso, ambas adornando la lápida.

Sabo llevó su mano a su sombrero, y se lo quitó, mostrando sus respetos y dejando ver una gran sonrisa.

-Ha pasado mucho tiempo, Ace.

Tras estas palabras, se sentó frente a la tumba, dejando su sombrero a un lado. Empezó a contarle con entusiasmo su encuentro con Luffy, asegurando que seguía siendo el mismo llorón que cuando era pequeño; le habló de como le iba a Marco y al resto de la antigua banda de Shirohige; y también le contó de como logró escapar de aquel fatídico accidente, de como Dragon lo había salvado y de como le iban las cosas con él y Ejército Revolucionario. Y allí se pasó la tarde, contándole a su hermano todas las historias y experiencias que le habían ido sucediendo durante los años.

-Creo que eso ha sido todo. Además, es hora de irme, he de regresar con los demás.

Fue diciendo mientras se levantaba del suelo, sin quitarle ojo a la lápida.

-Me ha encantado volver a verte...

Empezó a despedirse el rubio con una sonrisa, que se borró velozmente tras unos recuerdos que azotaron su mente sin previo aviso: Ace, Luffy y él de niños, su juramento de hermanos, cuando derrotaron al tigre, sus noches con Dadan y los bandidos de la montaña, cuando construyeron su propia casa en el árbol... Bajó la vista mientras todas aquellas imagenes iban pasando como si de una película se tratase.

Alzó nuevamente la vista, y con lentitud, cogió el sombrero que perteneció a Ace, colocandoselo en la cabeza, y dejando escapar las lágrimas que intentaba retener.

Una mano se posó suavemente sobre el sombrero, mientras el rubio seguía llorando.

-Gracias, Sabo.

El mencionado abrió los ojos como platos, sabía a quien pertenecía esa voz, y eso hizo que llorase desconsoladamente. Nunca más podría escucharlo otra vez, ni poder volver a reunirse los tres como hermanos. Ahora Ace estaba muerto, y nada era posible.