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Seamos francos, dos personas completamente diferentes, no pueden unirse en armonía, ni siquiera siendo familia, Tara y Megumi eran el casto ejemplo, personas diferentes, vidas ajenas a la realidad del otro, ambos escondían grandes secretos, inclus...

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Seamos francos, dos personas completamente diferentes, no pueden unirse en armonía, ni siquiera siendo familia, Tara y Megumi eran el casto ejemplo, personas diferentes, vidas ajenas a la realidad del otro, ambos escondían grandes secretos, incluso de ellos mismos, anhelando poder descansar libre de ellos algún día.

•𝖬𝖾𝗀𝗎𝗆𝗂•

Después de años, estamos en el mismo lugar, sentados juntos, comiendo lo mismo, Tara, ¿Cuánto tiempo ha pasado? Ya ni lo recuerdo con claridad, éramos pequeños e inocentes en aquel entonces, inocentes a la maldad del mundo.

El hecho de que mi hermana formará parte de la academia de hechicería me sorprendía, sabía que a ella no le gustaba socializar y mucho menos formar parte de un equipo, sin embargo sacar conclusiones apresuradas no me servirían de nada y podría generar más dudas, lo más probable era que estaba aquí en contra de su propia voluntad.

Si bien éramos gemelos, no había pasado mucho tiempo con ella, Gojo me había criado alejado de los demás mientras que ella fue criada por Nanami Kento en un elegante sitio residencial, claro que esa decisión jamás nos correspondió, simplemente éramos objetos para el mundo de la hechicería, así es como nos había denominado nuestro padre.

Fushiguro Toji, no era el mejor padre del mundo, de hecho, pasé muy poco tiempo con él, y lo que aprendí fue que amaba más a mi hermana que a mí, Tara era más alegre, papá la consentía en algunos detalles y ella siempre obtenía lo que quería, al parecer ella y papá si se amaban. Tal vez Tara le recordaba a mamá y por eso la adoraba tanto.

Sobre Nanami, conocía muy poco de él, pero le había dado una excelente educación a mi hermana -según Gojo- y ella siempre había dicho que le gustaba su vida allí, a pesar de las estrictas reglas y el hecho de que era algo diferente ante los demás, solía mandarme fotografías y todo se veía muy bien, me alegraba por ella, incluso cuando estábamos separados y ni siquiera podíamos compartir el mismo espacio, al menos me permitían comunicarme con ella, a mi parecer ya era suficiente.

Mis compañeros parecían haberla recibido bien y en cierto punto de la situación eso era reconfortante, Sukuna era la única preocupación actualmente, es bien sabido que solo desea escapar de su prisión lo antes posible y que haría cualquier cosa para lograrlo incluso usar a mi hermana, ahora nos dirigíamos a un lugar desconocido a nuestro parecer, solo Gojo sabia la ubicación.

Por su parte el iba muy sonriente, dándole leves miradas a mi hermana, como si esperara a que algo pasara o ella hiciera algo, no entendía el motivo pero aun así no despegaba mi mirada de ellos, Nobara hablaba con Tara, al parecer se habían vuelto amigas y me alegraba que mi hermana finalmente hablara con alguien aparte de 𝗠𝗮𝗸𝗶, no era que odiara a la otra miembro del clan, pero simplemente quería que expandiera su círculo social al menos un poco.

— Ya tengo tu número —mi hermana le sonrió a la castaña, ojala fuera una sonrisa real— Seremos buenas amigas.

-¡Claro que sí, es un gusto!

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