Cuentos que nadie queria leer

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Día 2 RivetraTrick
Tema: cuentos de terror

Su vestido celeste se había ensuciado con barro y debía limpiar las manchas antes de que los llamaran a comer, no podían verla de esa manera así que fue corriendo rápidamente al río a tallar con agua las manchas. El agua estaba tan fría que sus manitas le dolieron al mojarlas pero nada podía hacer, calentarla demoraría mucho y si tardaba tendría que esperar a comer a la noche. Estaba ya saliendo la suciedad, lo que formo una sonrisa en la carita de la niña al verla desaparecer entre sus enrojecidas manitas. Escuchó un chapoteo en el agua que llamó su atención, un pajarito negro estaba en el agua, tenía problemas para volar y parecía que iba a ahogarse.
Un gran sentimiento de piedad se apoderó de su corazón e intentó alcanzarlo con la rama más larga que encontró para alcanzarlo, pero no era suficiente, así que se aventuró en el agua helada para intentar sacarlo, alargó sus pequeños brazos y pudo alcanzarlo desde la parte poco profunda. Se asustó con el alero del animal en sus manos pero lo arrojó a la orilla a salvo. Una vez recuperada de la conmoción liberó al ave del alambre que tenía enredado. Sus alas no se veían sanas. Tenía mucho frío, sus labio estaban por ponerse morados por haber estado por el agua helada y se abrazó a si misma para entrar en calor. El Ave había dejado de alentar desesperada y se pro en sus dos patitas para mirarla fijamente, le preció el cuervo más extraño que había visto en su vida y dudaba que fuera parte de la bandada que iba a acechar la huerta del convento. Siempre le dijeron que los cuervos eran animales malvados que llevaban mensajes al infierno, carroñeros atroces y la más fea categoría de aves. Pero ese pajarito solo un poco más grande que un polluelo y de un color negro tan lustroso y ojos que parecían interrogarla con curiosidad le hacían olvidar cada advertencia que pudo haber escuchado.
-Ahí estás - una voz femenina sin nada amable en su timbre la asustó y quien la hablaba la tomó fuertemente del hombro -. No tienes remedio ¿tan difícil es pra ti no seguir instrucciones?
-Pe...perdón...
-No hables... ¡Y mírate! Arruinando la ropa que te hemos conseguido ¿no puedes mostrar siquiera algo de gratitud - comenzó a tironearla.
-Lo siento...tenía que sacar al pájaro...
-No digas mentiras...te metiste a nadar en el río, mientras lo demás no pueden empezar a comer.
<<pero si usted no come con nosotros>>
-Pero es cierto ¡mire! - y señaló al ave que ayudó, pero había olvidado la enorme repulsión que le tenía la mujer a las plumas negras. La mujer se horrorizó e intentó hacerle daño para el horror de Petra al ave que la esquivó demasiado rápido incluso sin poder volar. Se tropezó intentando cazar al animal. Petra sonrió al ver que el Ave no estaba. Pero vio entonces los ojos ennegrecidos de cólera y enfriados de crueldad de la mujer que entonces la atrapó y la llevó sin problemas al edificio, cosa sencilla siendo ella tan liviana. Aunque era imposible escapar de aquel robusto brazo y que el castigo podría empeorar si escapaba, pudo resistencia como una costumbre refleja.
En poco la llevó al gran comedor con los demás niños aún mojada y congelándose.
Nadie hablaba en ese gran salón, ni los más pequeños se atrevían a emitir sonidos.
La señora situó a la pequeña pelirroja al centro del comedor y frente a cinco adultos más.
-¿Por qué está niña está mojada? - preguntó el  más gordo vestido de negro.
-Se fue a nadar al río  sin permiso de nadie- respondió la mujer.
-Eso no es...- pero la pequeña fue silenciada antes de terminar.
-No solo eso, estaba junto a un cuervo - dijo la señora, para horror de los adultos.
-¿Te diviertes con aquellos que nos arruinan la cosecha?
-El no era como ellos. - dijo ella
-¿Ah no? ¿Y cómo lo sabes? - inquirió un señor flaco alto y pálido como el papel, con un rostro que le recordaba a veces a una gárgola sin colmillos.
-Yo, no lo sé...así lo sentí yo. - Los abiertos ojos de los inquisidores frente a ella le hicieron ver que no debió haber dicho lo que dijo por alguna razón.
-¿Lo sentiste? - comenzó una señora canosa y esbelta vestida de negro, la más hermosa del grupo de adultos (aunque eso no era ninguna hazaña) y la menos benévola también. - ¿eso dices? - entonces tomó la palabra y la atención de todos los niños. Hizo a Petra pararse en una silla para que todos la vieran- Quiero que todos la observen - los niños no querían pero sabían que debían hacerlo-. Miren esta cara redonda y rosada, estos ojos grandes y dorados, miren lo pequeñita y frágil que es. - buscó las miradas de los adultos- Parece un pequeño ángel ¿no? Y aún así hizo lo que que hizo. No se dejen engañar por esta apariencia, pues el diablo es astuto y elige lo disfraces más increíbles, se aprovecha de las pequeñas frágiles y las tienta más fácil y las hacen ser así. Malagradecidas, mentirosas y en el peor de los casos, sus adeptas. - La niña poco o nada entendía de esas palabras pero solo quería salir de ahí, no solo por el frío y él hambre si no que no toleraba el picor de las miradas de los adultos. - Antes de comer, recen por esta niña como les enseñamos, y si podremos salvarla cómo es nuestra misión. - se fue del lado de la niña y ella pensó que quizás ya podría bajarse, pero unas manos en su espalda la sujetaron para  que no se bajara. Grito cuando de un tirón le abrieron el vestido y la señora en ayuda con otro adulto le quitaron el vestido y la dejaron descalza y en ropa interior mojada de pie en la silla frente a todos. -. Y que esta sea un recordatorio de lo que sucede a los niños malagradecidos cuando arruinan lo que se les da.
-Lo hacemos por tu bien, pequeña. Vamos a salvarte - le dijo al oído el segundo adulto, no podía distinguir quien era ese señor que acariciaba su cabeza, si lo veía de frente significaría moverse y no quería tener que directamente tener que oler su aliento a ajo.
Estaba frente a unos cincuenta niños, congelándose, la miraban sin mirar. Un sentimiento de malestar hacia sus temblores de frío más dolorosos pero no por las cincuenta miradas, ellos jamás volverían a hacer mención de ello, lo sabía, podían molestarse y burlarse de cualquier otra cosa, pero nunca de los castigos públicos. Las seis miradas que le oprimían el corazón eran las seis que estaban apuñalándola sin piedad a sus espaldas.
El almuerzo terminó, pero ella se quedó una hora más siendo observada.
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Petra despertó con los ojos húmedos y con un pequeño dolor de cabeza. Miró a su alrededor y no reconoció el dormitorio. Se asustó un poco pero se relajó al ver a Hanji durmiendo a su lado. La habitación estaba decorada con un sencillo buen gusto, la camada era cómoda y estaba tibia, el camino no era suyo y no vio su baúl pero si el vestido que había usado en la fiesta y otro de color verde de mangas largas que no reconoció. Se sirvió en un baso del jarro de agua que habían dejado en la mesita de noche y vio el vendaje en su mano izquierda. Entonces recordó la noche anterior anta de que todo se fuera a negro ante sus ojos ¿debería avisar sobre lo que vio en el jardín?
-¿Petra? - habló Hanji de pronto, había despertado -¡oh, por Dios ! ¿Estás bien? - la
Abrazo fuertemente mientras revisaba por todos lados buscando señales de lo que fuera que estuviese buscando por su rostro. Estaba tan aliviada y feliz de que estuviera bien.
-Si...calma...¡auch! De verdad me golpee la cabeza.
-¿Qué tanto hacías en el laberinto de arbustos? Preguntó Hanji mientras buscaba los lentes en su pequeño bolso azul. - te buscaron por todos lados y no te encontraron.
-Me sorprende que el dueño de casa no conozca su propio patio...aunque no debería construir estructuras tan complejas.
-Pero Petra, hicieron varias veces el recorrido y no te encontraban...¿segura que estuviste todo el tiempo en el patio?
- Claro que si...y debería revisar mejor sus farolas, no puede tener un lugar así sin luz para la noche...además necesita arreglar el suelo.
- Petra - habló Hanji más calmada - ¿Qué sucedió antes de desmatarte?
Petra no quería preocuparla más, no era que se iba a guardar que había un cadaver en el patio del señor Reiss pero eso vio que mejor se lo contaba al dueño de la casa y que se hiciera cargo.
-Pues salí un momento a tomar aire, un caballero se me acercó. No me agrado para nada y cuando se distrajo salí huyendo por el laberinto y...me perdí y me tropecé, me golpeé la cabeza.
A Hanji le pareció inconexa esa historia, en todo ese tramo habría sido fácil buscarla antes de que terminase la fiesta, quizás no recordaba todo.
-¿cómo me encontraron? - preguntó Petra.
- Te trajo uno de los invitados especiales del señor Reiss. Otro inversor en sus negocios por lo que entiendo. Te cargó hasta el cuarto y nos cedió a ambas su cama.
-Qué vergüenza...- y no era de menos. - ¿alguien que conozcamos un poco al menos?
-Pues parece que si conoce bien a Zeke y es importante para el señor Reiss, en verdad es bastante complaciente con él...por no decir que está desesperado por agradarle - era la manera más cortes de decir que el anfitrión que las recibió era un perrito faldero. Tal vez uno de esos pequeños regordetes con cara plana que a las damas ricas les gustaba adornar.  -Volviendo a Ackerman solo te aviso que no es ningún príncipe azul. Aunque fue bastante amable, no parece hablar mucho, es bajo,  delgado y por lo que se ve en su rostro es joven.
-¿lo que se ve en su rostro? - preguntó Petra.
-Si...me contaron que tuvo un terrible accidente en un asalto y mientras cortaban sus rostro también perdió un ojo. Usa vendas para disimular...pero aún así una de sus marcas le cruza la boca. Es algo profunda. -A Petra le llegó a doler solo con imaginar a detalle las marcas de aquel hombre y cómo se las hizo. - Es algo seco para hablar y me sorprendió lo ordenado que es cuando sacó sus cosas.
-Tengo que ir a agradecerle de todos modos. - Petra notó al estirarse que tenía también un vendaje en el tobillo.
-El doctor Jaegar dijo que te torciste y que uses botines sin tacón y que la cambies después de bañarte y hay que amarrarla bien o no tendrás un soporte que te ayude a soportar el dolor.
- No pude hablar mucho con él. - Pensó Petra, mientras se ponía de pie e ir al baño a limpiarse la cara. Él era su tutor legal desde que tenía nueve años y su relación era más cordial y respetuosa que especialmente afectuosa, con su esposa Carla  tenían un lazo más cariñoso y con Zeke había sido cercana antes de que lo enviaran a la universidad y todo se limitó a correspondencia. Les debía mucho.
Esperaba enterarse más de Carla y entregarle al doctor Jaegar el gorrito que había tejido para el bebé que esperaban (razón por la que no podía viajar con él). Una vez vestidas ambas, necesitaba peinarse y necesitaba luz para mirarse mejor en el espejo. Abrió la cortina y se dejó cuenta de que ese cuarto tenía una buena vista del jardín.
Lo miró, lo observo y estudió. Se dio cuenta entonces de que esos lugares de plantas seca sin luz y terrosos no estaban ¿de verdad era así de pequeño él laberinto? Todo era verde sano y Bien ornamentado...eso la descoloco, la voz de Hanji la trajo de vuelta a la realidad.
-¿buscas donde te encontró tu pequeño salvador?
-¿Cuanto crees que una persona tardaría en salir de ahí? - preguntó la pelirroja a su amiga de pronto. Le señalo a lo que se refería.
-Una persona sobria y con buena luz no tardaría mucho, el centro de todos los caminos están en esa fuente así que yo creo que si es recorriéndolo todo unos treinta minutos...espera ¿estuviste bebiendo anoche?
-Eh...yo...- pensó en su sueño, en el laberinto de plantas secas y cadaveres, la oscuridad...- quizás tome algo que no debía. Y suelo tener sueños bastante locos como que un cuervo me perseguía y que estaba en el bosque y...- No quiso hablarle del sueño de hace minutos atrás.
-¿tienes resaca?
-No...pero tengo hambre así que apurémonos.
Petra se convenció de lo qué pasó. Después de todo había tenido sueños aún más raros e igual de realistas que ese. Se golpeó la cabeza al caer, soñó que se perdió en un laberinto tétrico con cuervos y cadaveres.
Hanji también lo pensó, pero dentro de sus posibilidades no había forma de que se hubiesen tardado tanto en encontrar a una chica inconsciente en una propiedad privada. A no ser...que la a hubiesen llevado a otro lugar.

II RivetratrickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora