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Sé que había dicho que tenía bastantes ideas y ganas de escribir más InoAoi, y la verdad es que son tantas que no he podido terminar ni una xDDD pero como en FB y whatsapp nos pusimos de acuerdo para hacer actividades temáticas cada mes respecto al InoAoi, no les podía fallar. 

No estoy segura de si esto pueda entrar en la temática de Halloween (porque va a acabar siendo MUY dulce, o esa es la idea lol), pero ya fue jajaja. Espero les guste.

Como nota extra, el glosario va al final y en los comentarios donde haya un [#].

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Aoi había vivido con miedo toda su vida.

Era una constante necesaria para la supervivencia, una clave para llegar al siguiente amanecer. Cuando cumplió seis, dejó de creer en historias de fantasmas y brujas, sin embargo, prefería no retar cosas que no entendía.

Pero como es la costumbre, la vida real es incluso peor. Perder a su familia en un incendio no fue lo más terrorífico que le pasó en la vida, sino tener que escucharlos gritar por auxilio sin que ella pudiera hacer nada.

No le permitieron ver los cuerpos. Dijeron que no debía de verlos así, que era mejor que los recordará como vivieron, pero era difícil siquiera cerrar los ojos sin volver a vivir los alaridos de dolor y el olor a carne quemada.

Desde entonces han pasado muchas, muchas lunas, Aoi aún tiene pesadillas que la hacen despertar gritando y llorando, pero pasó de ser una mocosa a una trabajadora doncella gracias a la guía de la familia Kocho, que se encargó de cuidar de ella; nadie dudaba de que fuera a tener una feliz vida una vez consiguiera un buen esposo, ni siquiera la misma Aoi.

Pero cuando una familia de respetados médicos pidió su mano fue una sorpresa. No esperaba tener tanta suerte, después de todo, no tenía nada que ofrecer más que a sí misma y sus conocimientos aún limitados en farmacéutica y herbolaria, pero suponía que quizá eso era lo que requerían de una esposa.

Kanae la convenció de aceptar, aunque ni siquiera estaban seguras de quién sería su esposo. Esa decisión le rompió el corazón la mañana que dejó la pequeña casa que le dio refugio con todas las niñas que se volvieron sus hermanas. Fue un viaje largo, de cuatro días y cinco noches. Cuando arribó a su nuevo hogar, fue recibida con frialdad, como si no les importará crear un lazo con un nuevo miembro de la familia.

Al principio supuso que era normal, tampoco esperaba ser recibida con un banquete. Aunque conforme pasaban los días y no saber exactamente quién sería su esposo le crispaba los nervios. Todo iba bien hasta que una noche una de las criadas de la casa fue a por ella en la noche.

— Levántate. Te voy a vestir— le indicó de manera seca antes de arrojar un kimono con bastante desinterés. Aoi se sorprendió cuando lo alzó, era definitivamente demasiado fino para que lo hubiera tratado con ese descuido, de hecho, estaba segura de que era el más bello que había visto en su vida, con ese precioso color blanco con bordados delicados. Un shiromuku[1], ¿planeaban casarla justo ahora?—. ¿Qué esperas niña? No tenemos toda la noche.

— Disculpe— la mujer de mediana edad se empezó a parecer grosera, pero Aoi no iba a caer en provocaciones, eso sería inaceptable en su nueva familia, después de todo, no debía ser agradable tener que hacer esto a altas horas de la noche.

Le arregló el cabello y maquilló. Cuando se vio en el espejo ya lista para lo que venía, no pudo evitar tragar saliva.

El shiromuku se sentía tan extraño. Como si fuera una especie de condena.

«Debe ser que me queda grande», trató de aliviar ese extraño presentimiento que se estaba aglomerando en su estómago «O porque por fin conoceré a mi futuro esposo». La verdad es que le aterraba la idea de terminar casada con un hombre que podría ser su padre o incluso abuelo, pero no es como que pudiera echarse para atrás justo ahora.

Luces azules [InoAoi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora